Advertencia previa

Este diario no tiene nada que ver con Islandia en bicicleta. Cualquier parecido pasa por que el medio de transporte fue el mismo, pero el viaje ha sido completamente diferente. Islandia es un territorio salvaje, donde la naturaleza te rodea hasta superarte; donde te sientes pequeño frente a los infinitos paisajes de soledad. Un paraíso para el ciclista que busca calma, silencio, aventura y comunión con el medio. Suiza ha sido todo lo contrario. Un país completamente civilizado, adaptado a los ciclistas; donde puedes circular 400kms por carriles exclusivos para bici sin ni siquiera ver un coche. Todos son facilidades para ir con tu bici en un transporte público o dormir en un hotel. Suiza es el país de las bicicletas, algo que te das cuenta nada más llegar, pero que irás madurando a medida que los días pasan en el país. El deporte para esta gente es algo que forma parte de sus vidas. Las montañas, los valles, todos los rincones del país están llenos de gente que disfruta de su increíble naturaleza, desde niños que llevan sus padres a la espalda a auténticos ancianos que paso a paso recorren las montañas. Esta gente tiene un amor por su país que se refleja en su pasión por su tierra, sus paisajes y su bandera en cada rincón del país. Por eso es un país que está increíblemente cuidado, donde tienes un teleférico que te sube a cada montaña y una señal de una ruta para que no te pierdas hasta en el último rincón del país. Esta excesiva civilización del paisaje hace que el viaje, en un sentido práctico, haya sido mucho más sencillo que el anterior, pero no ha un nivel ciclístico, ya que los puertos suizos más de una vez nos pusieron contra las cuerdas. Es verdad que en ocasiones hemos echado en falta la soledad islandesa para disfrutar de determinados lugares, pero está claro que todo no se puede tener!
Antes de comenzar, sólo me queda decir que íbamos preparados para este cambio. Que sabíamos cómo era Suiza y por ello no cabe establecer comparaciones. Sólo quería compartir esta pequeña reflexión con vosotros. Ahora, disfrutemos de la domesticada pero igualmente increíble belleza de ese gran país. Ah, y de sus placeres culinarios: el queso y el chocolate.

11 y 12 de Agosto de 2009

bus galicia-suiza
El bus

Nos levantamos temprano. El bus sale a las 11 de la mañana. Tenemos casi todo preparado (salvo cosillas de última hora) pero no queremos andar con prisas por la mañana. Llevamos en varios viajes todos los bultos hasta el coche, incluidas las bicis y al fin nos despedimos de nuestra casita y de Polka, la perra.
Después de muchas vueltas, finamente iremos desde Ourense a Zurich en autobús. Son 29 horitas de nada, pero ha resultado ser la mejor opción: después de que nos perdiesen las bicis en el aeropuerto de Londres, este año no queremos arriesgarnos, al menos a la ida. Hemos contemplado otras opciones, como enviarlas o ir en tren, pero todo salía mucho más caro. En realidad, no puedes llevar la bici en un recorrido internacional, pero nosotros tratamos de empaquetarlas de forma que no se sepa que son bicis y ellos hacen la vista gorda y todo queda solucionado.
Es duro saber que vas a pasar un día y pico en un autobús, así que nos aprovisionamos bien con comida, música y mucha paciencia. Nuestros compañeros de viaje son muy curiosos. La mayor parte son hombres de 50 años que de jóvenes emigraron y que ahora vuelven de vacaciones a Galicia con sus hijos completamente europeos. Es muy curioso ver que diferentes son las dos generaciones. En el trayecto nos da tiempo a aburrirnos, a dormir, a enterarnos de la vida de todos, a ver un par de pelis (muy apropiadas para la audiencia: una de vaqueros y otra titulada Un franco, cuatro pesetas; sobre los emigrantes) y a hacer miles de paradas. Al segundo día por la mañana llegamos a Suiza. Empezamos a descargar gente y ya nos sentimos un poco más cerca de nuestro destino aunque somos conscientes de que aún nos quedan unas cuantas horas para llegar a Zurich. Finalmente llegamos con media hora de adelanto, así que en realidad sólo han sido 28 horas y media!!!!!

Nuestras moturas en la estación de Zurich
Nuestras moturas en la estación de Zurich

Hace un día estupendo en Zurich. El sol brillo y hay un ambientillo muy guay. En el mismo aparcamiento (porque una estación nos es) donde nos ha dejado el bus nos ponemos a montar las bicis. No nos lleva mucho tiempo, ya que ya somos un poco más expertos. Hay una gasolinera justo en frente, así que vamos a dar buena presión a las ruedas y ya estamos listos para comenzar.
Nuestra primera parada es la estación de tren. No sabemos como será la salida de la ciudad así que hemos decidido salir de allí con un tren hasta el primer pueblecillo que sabemos que tiene camping cerca. Compramos los billetes para dentro de dos horas y salimos a la calle. Que pasada! Nuestra anterior parada en Zurich había sido de Inter, y llovía tanto que ni nos atrevimos a salir de la estación. Una pena, porque la ciudad nos parece muy bonito. Por la calle principal buscamos una librería y nos hacemos con el mapa nacional de rutas ciclistas, con lo que ya estamos preparados para comenzar el viaje. Tomamos un rato el aire y después nos vamos a coger el tren.

Nos bajamos en Eglisau, como a unos 15-20 minutos de Zurich. El camping está en Flaach y hasta allí hay como unos 10 kms. Agradecemos poder estirar un poco las piernas en la bici después del viaje en bus. Por un momento nos perdemos un poco y aparecen unos ciclistas que nos indican el buen camino y hasta nos acompañan bastante rato, hasta donde el camino ya no tiene pérdida para llegar a Flaach. Cuando llegamos al camping ya se está haciendo de noche, así que montamos rápido y nos vamos pronto a dormir. Mañana empieza el viaje!!!!!!

13 de Agosto

Típico pueblo suizo de la zona
Típico pueblo suizo de la zona

Nos levantamos ansiosos por comenzar el día. Lo primero es ir a la tienda-bar del camping y conseguir el desayuno. De paso, le pregunto al buen señor un poco por la ruta que nos espera. El ha recorrido también el país en bici en su juventud, así que charlamos un rato y hasta me da unos mapillas de la zona que nos servirán para llegar hasta la ruta nacional sin problemas. También me da un mapa de campings de Suiza, cosa que le agradezco infinitamente.
Al fin recogemos todo y nos vamos a poner en marcha. Miguel se acerca a tirar la basura y la señora del camping toda decidida viene a cobrarnos por tirar la bolsa. “¿Acaso en vuestro país no se paga el servicio de recogida?” nos dice. Nos quedamos perplejos mientras le señora nos pone una pegatina en la bolsa y se marcha con nuestro dinero.
Pues si que empezamos bien el día. Vale que uno sabe que Suiza es caro, pero ya que te cobren por eso!!!!
Salimos del pueblo por una carretera con poco tráfico y ya encontramos a los primeros ciclistas. Hace una mañana estupenda para rodar, ya que hace sol y una temperatura de lo más agradable. Pronto cambiamos la carretera por un camino que va paralelo al río, el Rhin. Se ve precioso y super limpio. Casi dan ganas de bañarse, pero de momento tenemos más ganar de pedalear.

Llegamos a los primeros pueblecillos típicos de esa zona, con sus casas blancas y de madera, llenas de flores y con fuentes en cada placita. Y que agua más fresca sale de esas fuentes! Esto es lo realmente increíble de Suiza: que todos los pueblecillos tienen su encanto.

 

Nuestra primera parada importante del día serán las Rhine Falls. Hay muchísimo trasiego ya por los alrededores. Mucha gente, muchas bicicletas… Y todo en obras! De hecho, no se puede pasar hasta la parte desde donde se supone que se tiene la mejor vista de las cataratas desde la orilla en la que estamos. Tendríamos que haber ido a la otra orilla para poder verlas bien, pero no sabemos muy bien como hay que hacer y parece que habrá que dar bastante rodeo, así que nos conformamos con lo que tenemos. Eso si, el caminito que sigue el río en esta zona es también muy chulo, así que aunque no hayas tenido la mejor perspectiva de las cascadas, el sitio merece igualmente la pena.

Una vez que dejamos atrás todo el bullicio de la zona de la cascada, nos sentamos en la hierba para descansar y comer algo. Allí nos paramos a observa a los ciclistas que pasan, y mira que pasan… Es un constante ir y venir de gente. Algunos van solos, otros en pareja, familias enteras de 8 ó 9 miembros, niños super chiquitines en sus propias bicis o enganchados a las de sus padres (si es que los europeos tienen miles de inventos para llevar a sus retoños), personas de 80 años, turistas de todos los colores, bicis profesionales, con cesta, sin cesta, con perro, con alforjas… hay para todos los gustos! Yo nunca había visto nada ni parecido. Mientras reflexionamos y zampamos empieza a llover. Corremos a refugiarnos pero sólo llegan a caer cuatro gotas. Hace calor y esas cuatro gotas no han llegado para refrescar.

Stein am Rhein
Stein am Rhein

Seguimos nuestro camino y llegamos a Schaffhausen. Es un publo más grande así que aprovechamos para ir al super y hacer la compra. Que no falten provisiones. Después nos damos una vueltecilla rápida y continuamos avanzando.

Volvemos al río y seguimos el curso. Por un momento lo cruzamos y entramos en Alemania, pero finalmente volvemos a entrar en Suiza.

Llegamos a Stein am Rhein y damos la jornada por concluida. Hay un camping ala salida del pueblo así que nos instalamos y volvemos hacia el pueblo. Sólo al pasar ya nos pareció muy bonito, pero ahora tendremos tiempo para recorrer sus callecitas con calma. Lo malo es que en el rato que hemos ido al camping, casi todas las tiendas han cerrado y hay bastante menos ambientillo, pero aún así aún queda algunos turistas (españoles, por supuesto). Recorremos la zona vieja y acabamos a la orilla del río, viendo el atardecer.

14 de Agosto

Rhin
Orillas del Rhin

Nos despertamos temprano. Con calor salimos de la tienda. Recogemos y nos disponemos a salir de nuevo hacia el pueblo para comprar el desayuno y algunas cosas para pasar el día. Nos sentamos en la orilla del río a disfrutar de la estupenda mañana.

Para seguir la ruta tenemos que cruzar el río y así lo hacemos para empezar el segundo día de pedaleo a orillas del Rhin. Hay que decir que en estos primeros días seguíamos la ruta 2 o ruta del Rhin que sigue las orillas del río desde Basilea hasta el puerto alpino de Oberalpass. Nosotros la seguiremos unos días mas hasta Chur, allí cambiaremos de ruta y de paisajes, pero eso es otra historia. Historia que nos rondaba ya por la cabeza. Los temidos y ansiados Alpes nos pondrían a prueba y si seguía haciendo tanto calor…
Nada mas salir del pueblo un paso a nivel nos hace detenernos más de 5 minutos. Tiempo en el que se forma un pelotón de unos 30 cicloturistas de todas las calañas y nacionalidades, así como un par de pros con sus bicis de contrarreloj.

A la salida del paso a nivel se produce un considerable sprint para coger la delantera del grupo y así rodar de forma más solitaria. Ganamos el sprint (sin contar a los pros que se fueron por otro camino a 60 por hora) y seguimos en primera posición 10 km después. Bajamos el ritmo y nos reímos un poco ante la competición tan absurda en la que nos acabamos de meter. Eso si, rodamos bien por este terreno absolutamente llano. A los pocos kilómetros la combinación perfecta para un día de sol: un banco, una fuente, un arrollo y una estupenda sombra. No nos podemos resistir a los encantos de las cunetas. Descansamos un buen rato y nos damos cuenta de que el tráfico de bicicletas es intensísimo. Pasan en las dos direcciones cientos de ciclistas. La cercanía al lago Constanza. Nos lo habían advertido. Pero en parte esta es su gracia también. Para un europeo es normal moverse entre miles de bicis cada día. Para un españolito es una quimera pensar en el día en que esto le suceda todos los días en su ciudad.

Entrando en Alemania
Entrando en Alemania

El día transcurre tranquilo. Seguimos rodando alejados del tráfico de coches por estupendos caminos la mayor parte del tiempo asfaltados. El río se va haciendo mas ancho a medida que avanzamos y ya casi ni se percibe la corriente a simple vista.
Para el medio día y tras cruzar de nuevo la frontera alemana entramos en Constanza. Es una pequeña ciudad con un casco antiguo bastante bonito, eso si, tiene una muchedumbre de gentes paseando por sus calles.
Nosotros que somos unos chicos muy obedientes le hacemos caso a nuestro espía local particular y nos comeos un Prezel. Una insípida masa como de pan con unos granos de sal saladísima .mis encuentros con la repostería centroeuropea no fueron muy satisfactorios. Ya lo iréis viendo.

De vuelta a la ruta paramos en una tienda de montaña donde nos compramos un especiero de viaje estupendo que el año pasado vimos por Islandia. La páprika entro en mi vida ese día.
El sol aprieta a orillas del lago. Los europeos enrojecidos siguen pedaleando sin darse cuenta de que ese tono rojizo no es sano ni para Sebastián, el de la sirenita.

Lago Constanza
Zona de baño en el lago Constanza

Nosotros que vamos sobrados de tiempo nos tiramos mas de una hora en a playa del lago a unos 15 km de nuestro destino comemos, dormimos… nos despertamos y seguimos viaje sin mucho afán .nos apetece un buen chapuzón para quitarnos los calores y los kilómetros. Eso esta hecho. Tras algunas dificultades y un fugaz paso por Romanshorn llegamos a los alrededores de Arbon donde esta el camping señalado para pasar la noche.
El camping esta bastante lleno pero no hay problema para instalar nuestra pequeña tienda bajo un gran árbol. Esta es una zona de muchísimo turismo.  Alemanes, austriacos, suizos comparten las orillas del lago y con el buen tiempo las disfrutan a fondo. En bici, en patines, a pie, en  barca… cualquier forma es buena para pasear con la familia. Y además es lo más perecido al mar que hay en muchos kilómetros a la redonda.
Nos ponemos los bañadores y nos vamos a bañar al lago. Apenas 200 metros separan nuestra tienda del lago. El camping tiene un acceso al lago. Una enorme explanada de hierba super verde se extiende hasta el agua. Esta buenísima. Chapoteamos y nos relajamos un buen rato agarrados a un gran tronco que flota cerca de la orilla.

El día ha sido largo y caluroso así que después de cenar ya con una temperatura mas agradable analizamos la ruta. Mañana no sabemos a donde llegaremos. No esta muy claro donde podremos dormir o si nos tendremos que ir a dormir al monte. Ya se verá .lo que es seguro es que pasaremos el lago y nos acercaremos un poco mas a las montañas.

15 de Agosto

Austria
Beinvenidos a Austria!

El día más largo. El día empieza con un gran sobresalto en forma de picotazo arácnido en el gemelo de Raquel. Una tremenda picadura de la que salen dos ampollas de tamaño considerable. Nos apresuramos a poner crema y taparla para que no le dé el sol directamente y recogemos el petate a la velocidad del rayo. Arbon no esta a más de 6 o 7 km y tras los primeros metros Ra dice que no le molesta para pedalear. En pocos minutos estamos en Arbon donde buscamos y encontramos rápidamente una farmacia en la que nos dicen que estamos haciendo lo correcto y que bajo ningún concepto pinchemos las ampollas.

Más tranquilos seguimos nuestro camino por la orilla del lago. El día será largo.
Hace calor y el ritmo es muy bueno. La ruta dos sigue desde Arbon la orilla sur del lago hacia el delta que forma el Rin a su llegada al lago. Las primeras montañas se ven al oeste. Tras alguna parada para recuperar energías a medio día estamos en la frontera con Austria por donde rodaremos unos 30 km recorriendo el delta. El sol estaba el todo lo alto y no hay ni un solo árbol en todo el delta. Nos decidimos a pasarlo con buen ritmo y sin paradas de más. El camino es de tierra y el polvo de los demás se te agarra un poco a la garganta pero por lo demás es una buena zona para darse un paseo. La verdad es que en estos primeros días rodábamos muy fuertes incluso demasiado en algunos momentos. Recuerdo un par de curvas en esta zona en las que casi me voy fuera por entrar demasiado rápido.

Rhin
Rhin

Nada mas pasar el delta volvemos a entrar en suiza y por todo lo alto. Ante nosotros se extiende una autentica autopista ciclista de rectas enormes. Se había acabado el terreno en el que tanto me había divertido en días anteriores, lleno pequeñas rectas y curvas cerradas seguidas de un repechín y una bajada sinuosa. Nos paramos bajo el primer árbol que vemos. La sombra que da es escasa pero reconfortante. Son más o menos las 3 y queríamos una parada. Llevamos más o menos la mitad, pero el problema es que no sabemos donde vamos a terminar exactamente .Sigue haciendo muchísimo calor. Más de 30 grados. Veníamos pensando en lluvia, frío y niebla…
Empezamos a rodar por la autopista rectilínea. Desde aquí la ruta dos pone rumbo sur casi directo siguiendo el curso del río. Rumbo a los Alpes que ya flanquean el valle con cumbres de más de 2000 metros. El valle es muy ancho y el río ya no es cristalino y verde, ya va adquiriendo un tono grisáceo que nos advierte de que queda poco para que nos desviemos de su curso. Pequeños riachuelos se unen a lo largo de todo el valle al ruidoso Rin. Al otro lado del río hay un pequeño pueblo que seguro que tiene un parque y una fuente. Lo cruzamos en el siguiente puente y una vez encontrada la fuente nos tumbamos una hora a esperar a que el calor baje un poco.
En bici en los días de mucho calor se pierde muchísimo líquido, días después calculamos que bebíamos unos 7 litros de agua por persona y día solo en las horas de bicicleta.

Continuamos el camino, monótono camino. Al menos el viento nos ayuda un poco. Todo lo que sea a favor viene bien. Era la primera de muchas veces en las que los vientos nos serian propicios. Desplegamos vela y rodamos a más de 30 por las interminables rectas. Creemos que en un pueblecito de la frontera entre Suiza y Liechtenstein hay camping y hacia allá nos dirigimos a toda prisa. El pueblo existe pero no hay ningún camping ni nadie parece saber nada. Estamos en Liechtenstein. El pequeño país nos recibe con un aspersor encendido por el que paso y repaso sin bajarme de la bici. Nos hemos desviado de la ruta para llegar al pueblo y ya que estamos aquí decidimos seguir por este lado del río e intentar cruzar mas tarde a Suiza de nuevo.

Buchs, Suiza
Buchs

En Buchs se supone que hay otro camping, pero yo ya no me creo nada y me voy preparando para dormir en el monte. En el fondo lo estoy deseando. Acampar a la orilla de un arrollo, en un prado verde en la falda de una gran montaña.
Tras unos kilómetros descubrimos que el carril bici esta en obras y la única alternativa para seguir seria incorporarse a una carretera de un trafico bastante denso. Nos tiramos en la cuneta maldiciendo nuestra suerte y consultando el mapa una y otra vez para intentar buscar una salida. Al final no nos sumamos al tráfico y decidimos desrodar lo rodado y volver a la ruta. A pesar del desánimo, las piernas responden y nos llevan de nuevo al buen camino. Buchs está a unos 15 km mas al sur siguiendo el río, justo en frente de Vaduz la capital de Liechtenstein. Preguntamos un par de veces y finalmente damos con el camping sin muchas dificultades.

Pequeño pero cómodo y limpio. 87 km después habíamos vuelto a plantar la tienda. Tras una merecida ducha fría nos dimos una vuelta por el pueblo. La zona vieja del pueblo es preciosa pero la luz no nos permite sacar buenas fotos así que volveremos a la mañana siguiente con más y mejor luz. Esta anocheciendo y los turistas devoran sus viandas en los restaurantes así que la calle es nuestra. Recorremos las calles en silencio y muy despacio, disfrutando del cansancio del día que se nota en las piernas. Cenamos y dormimos como leones.

16 de Agosto

Buchs
Buchs

Hemos dormido bien tras el día de calor. La noche fue recuperadora y nos despertamos bien temprano con las pilas recargadas. El día de hoy será mas corto. Llegaremos a Chur, al pie mismo de los grandes Alpes y ya dentro del cantón del Grison. El más montañoso de todos. Para llegar a esta ciudad tendremos que pasar los primeros repechos alpinos y eso nos motiva.
El día empieza con una graciosa e indignante anécdota. La dueña del camping pretendía timarnos a la cara. El asunto es que teníamos que pagar 18 francos y no nos quedaban. Este año por presiones de los poderosos bancos suizos, el gobierno permite el pago de los turistas en euros .De este modo los bancos suizos pueden tener a su disposición grandes cantidades de una moneda mas fuerte que la suya. Bueno, pos la señora pretendía que le pagásemos o 18 francos o 20 euros. Ni siquiera se dignaba a hacer al cambio de igual a igual, incluso daba mas valor al franco. Después de que no fuésemos capaces de hacerla entrar en razón, decidimos pagar 18 francos suizos recopilando todas la pequeñas monedillas que teníamos por las alforjas y olvidarnos de la vieja del carajo.
Volvimos a la zona vieja a hacer aquellas fotos que quedaron pendientes y desayunar a la orilla de un lago que tenia mucha pinta de artificial. Los 2 cruasanes por barba y el medio litro de chocomilk. Nosotros solemos desayunar un par de veces, por lo menos en los días de ruta. Algunos días volvemos a desayunar cuando ya casi es hora de comer. Claro, en los diferentes desayunos tomamos diferentes modalidades: leche y bollos, chocolate y pan, zumo y fruta… Es importante variar para no terminar odiando cosas que al principio del viaje adorabas.

Autopista para bicis
Autopista para bicis

Al poco rato estábamos pedaleando con un poco de dolor de culo que se pasó a los pocos kilómetros. Volvimos rápidamente a la autopista al lado del río y lo cruzamos por un pintoresco puente cubierto de madera. Entramos en Vaduz y 200 metros después nos salimos de nuevo de Liechtenstein. El país entero debe tener unos 30 km de largo en esta dirección. Por cierto, se veía poca gente por la calle en esos 200 metros escasos.

La ruta discurre de nuevo absolutamente llana en esta primera parte de la etapaza. La pista perfectamente asfaltada nos hace rodar a gran velocidad a pesar de que el viento es en contra. Dada la afluencia de ciclistas es fácil ir saltando de rueda en rueda para minimizar el esfuerzo. Hay datos muy curiosos a cerca de la diferencia entre ir primero, segundo o tercero en una fila de ciclistas. El segundo gasta un 25% menos que el primero y el tercero un 35% menos y así sucesivamente. Eso es por lo que muchas veces en las carreras ciclistas se ve a los primeros del pelotón dando el máximo y a los últimos del pelotón totalmente relajados e incluso casi sin dar pedales.
Para el medio día, el valle comienza a estrecharse y el cambio de perfil se hace patente. Salimos de la orilla del río y nos adentramos en las colinas que lo rodean. Paramos en una fuente con un agua super fresca. Los Alpes están ante nosotros y un cosquilleo me recorre el estomago. Ya habíamos estado delante de estas montañas pero con objetivos más modestos, ahora todo dependía de nosotros.

A la salida del pueblo el primer repecho de cierta dificultad del viaje. En el detallado mapa que compramos en Zurich los repechos venían representados con este símbolo < uno era poco pronunciado, << era del 7 al 9% y <<< es que era superior al 10%. Este repecho era de dos. El cambio de terreno nos aplatana un poco, pero pronto comenzamos a poner un ritmo serio y lo pasamos sin dificultades. La parte alta es un bonito bosque y luego un rápido descenso nos lleva de nuevo al río.

Camino a Chur
Camino a Chur

 

Ante nosotros se abren dos enormes valles .el de la izquierda va a Davos .El de la derecha va hacia Chur y luego se subdivide en varios valles. Uno sigue el Rhin y el otro es conocido como la Vía Mala. Ese es el nuestro.
Una vez en el valle de Chur, salimos a la izquierda y al fondo ya se ven las primeras casas del pueblo. Es más bien una ciudad no demasiado bonita aunque su casco viejo tiene cierto encanto. Pronto encontramos el camping. Estaremos 2 días. Mañana día de descanso.
Pero como aún es temprano decidimos aprovechar un poco la tarde.
Nos duchamos tras montar el campamento y cogemos las bicis, ya descargadas, para volver al pueblo y comer algo de verdad. Lo que nos encontramos al llegar a la parte más antigua es un olor a cerveza que lo inunda todo y las calles como si las hubiese arrasado un ciclón. Ha habido fiesta así que están desmontando todos los chiringuitos. Las calles están llenas de hierros, operarios, resacosos de última hora y un poco de desconcierto general. Preguntamos por un sitio don de comer una hamburguesa, y como no hay más que McDonalds nos vamos hacia allí, aunque no seamos muy fans. El hambre aprieta así que nos pedimos una brontohamburguesa con patatas gigantes y refrescos a raudales, que hay que reponer fuerzas. Descansamos allí un rato mientras vemos el mundial de atletismo y con nuevas fuerzas salimos a la calle.
Nos acercamos a la estación de tren, que está muy cerquita, y allí buscamos el chiringuito de información turística. Al día siguiente, que será de parada, queremos hacer rafting así que queremos enterarnos bien como es la cosa. Habíamos mirado en internet y sabíamos que había varias compañías y distintos recorridos. El caso es que llegamos allí y está cerrado, así que nos cogemos unos folletos que tienen allí en la puerta y salimos a dar una vueltecilla. Escapamos del bullicio y encontramos un parquecillo donde permanecemos hasta la hora de volver al camping mirando los folletos y planeando un poco el día siguiente.

17 de Agosto

Chur
Fuente en Chur

Nos levantamos bien temprano para ir a la oficina de información turística. Desayunamos, cogemos las bicis y nos vamos raudos para el pueblo. Llegamos a la oficina y ahora si que está abierta. Una chica muy amable nos atiende, pero para nuestra desgracia (bueno, tampoco nos pondremos dramáticos) ya no quedan plazas para hacer rafting hoy. Llama a las dos compañías pero ya tienen todo cubierto para hoy. Si queremos reservar tiene que ser para el día siguiente, pero no queremos estar parados otro día tan al principio del viaje. Nos quedamos un poco chafados, pero aún habrá más oportunidades donde hacer rafting.
Salimos de allí y nos vamos a curiosear a unas tiendas de montaña que hay en frente de la estación. Ahora tenemos todo el día para vagar por el pueblo. Trasteamos por todos lo lados y finalmente decidimos ir a pasar el día a unas piscinas que hay justo al lado de nuestro camping, así que después del paseillo por el pueblo, vamos a comer (aunque sea temprano) y nos preparamos para una tarde relajada para recuperar nuestros cuerpos serranos. Hace sol y una temperatura estupenda para una tarde de piscina.
Compramos las entradas en el camping y cuando vamos a entrar, resulta que eran del día anterior. Menudo corte! Le explicamos el rollo a la cajera, a la que debemos dar penita con nuestras caritas de circunstancias, así que nos da unas entradas nuevas y al fin podemos pasar por el torno. El recinto es enorme, con mucha zona verde. Nos acomodamos bajo unos árboles y a disfrutar nuestra jornada de relax total.
Cuando estamos entre el baño y ponernos morados de patatas fritas recibimos un mensaje en el teléfono. Es Andy, el alemán que habíamos conocido en Islandia. Cuando le contamos que íbamos a Suiza había pensado es acercarse a vernos, pero hacía semanas que no sabíamos nada de él, así que tener noticias de él fue toda una alegría. Iba a coger unos días de vacaciones y quería unirse a nosotros ciclando unos días. Le respondemos comentándole nuestra ruta para que así pueda alcanzarnos donde le venga mejor. Que bien! Estamos encantados de volver a ver a un personaje tan entrañable!
De pronto la piscina se empieza a llenar de humo. Hay un incendio en un almacén cercano. Es un humo oscuro y bastante desagradable, así que al cabo de un rato nosotros, y la mayor parte de la gente de la piscina, nos vamos. Al fin y al cabo ya llevamos allí unas cuantas horas. Pasamos por el camping y nos volvemos al pueblo, a hacer una pequeña compra y pasar la tarde. Después, nos vamos a cenar a un pequeño restaurante que hay al lado de las piscinas. Nos comemos unas pizzas y nos vamos al camping. Mañana nos toca volver al camino.

Aprovecho para comentaros de nuevo algo sobre la preocupación de esta gente por la basura. Esta vez no nos cobraron por echarla, pero lo que si hicieron fue darnos una bolsa especial. No podías tirar la basura en una bolsa de plástico cualquiera, tenía que ser con la que ellos te daban que parece ser que es un material más fácilmente degradable.

18 de Agosto

Rhin
Garganta del Rhin

 Después del día de descanso las piernas parecen plenamente recuperadas. Sabemos que hoy empieza el viaje de verdad. Hasta ahora ha sido un calentamiento un poco largo. Todavía es bastante temprano cuando ya tenemos todo preparado para salir. Pero no será tan sencillo. Antes de meternos en las montañas queremos conseguir una nueva botella de gas, y este es el sitio más indicado pues los pueblos siguientes serán mucho más pequeños. Dimos vueltas durante una hora por una zona de polígonos comerciales, finalmente en un sitio de bricolaje llamado Do it encontramos nuestro ansiado tesoro.
Ahora si que estamos listos para seguir el viaje. Justo a la salida de Chur la ruta dos se divide en dos rutas. La 2 y la 6. Aquí cambiamos de número, pasamos a la ruta 6 o la ruta del Grison. Una ruta mucho más dura que la que habíamos seguido hasta ahora.
El mapa señalaba un repecho de tres justo al principio de la nueva ruta. Seria el primero de de tres rayas… Tras abandonar la zona de los polígonos y alguna instalación militar nos salimos del asfalto para entrar en las montañas. Rodeamos un campo de golf y el repecho de tres se levanta ante nosotros con poca pinta de poder ser subido sobre la bici cargada. Lo pasamos sobre la bici. Es corto. Lo duro son solo unos dos km luego un falso llano nos acompañaba mientras seguíamos ganando altura a buen ritmo.
Nada mas pasar la zona mas dura, que se extiende serpenteando por un prado verde, nos adentramos en nuestro primer bosque suizo de montaña. De pronto nos tenemos que sacar las gafas de sol pues la sombra es tan densa que nos cuesta distinguir las piedras que hay en el sendero. Una gran sonrisa se dibujaba en nuestras caras aún sin resuello por el esfuerzo realizado. Miramos a nuestro alrededor una y otra vez.

Suiza en bici
Senda ciclista

La pista discurre por una enorme garganta que hace el Rhin. Lo vemos por última vez desde lo alto de la garganta y nos ofrece unas vistas estupendas con un color azul poco creíble. El río se separa de nuestro camino hacia el Oberalpass que días mas tarde veríamos por la otra cara. Seguíamos dirección sur por bosques de abetos. La pista baja de nuevo a la parte central del valle de La Via Mala. Siguiendo el valle se entra en Italia por el Passo San Bernardino. Pero nosotros nos desviaremos antes. Después de la rápida bajada nos encontramos de nuevo en una zona completamente llana pero rodeados de montañas. Parece que el único camino posible es el que sigue el río. El río Albula. Nos esperan unos 15 kilómetros llanos y nos los tomamos con calma. Es ya el mediodía y vuelve a hacer mucho calor. Sin mayores problemas llegamos Thusis .Aquí nos desviaremos en dirección este para cruzar los Alpes hacia el valle de Saint Moritz. En estos últimos kilómetros de llanos buscamos una sombra donde parar a reponer un poco de fuerzas y líquidos. Paramos en una gasolinera de un área de descanso de una autopista. Entramos por la parte de atrás y nos miran un poco raro.
Un plátano, un pincho de queso, otro de chorizo, un poco de chocolate, coca cola y mucha agua.

Río Albula
Río Albula

Ahora nos quedan muchos kilómetros de subida. Unos 50 hasta el alto del Albulapass.
Pasamos por el pueblo que da nombre al puerto y nos saluda con una curva con una pendiente de escándalo. Esto va a ser duro. Cambiamos el chip y pasamos de rodar a 30 por el llano a no pasar de 10 por hora en estas duras rampas .Sufrimos mucho en este primer kilómetro. Ahora ya no circulamos por un carril bici. Lo hacemos por una carretera con bastante tráfico. Eso si, muy respetuoso con nosotros. Por esta carretera pasa todo el mundo que va al lujoso pueblo alpino. Todo tipo de coches de no menos de 8 millones de pesetas.
Con el paso de los kilómetros el puerto pierde un poco de pendiente y soltamos un poco las piernas. La carretera asciende un angosto valle lleno de abetos. De nuevo la sombra nos alivia gran parte del calor.
La carretera se pone fea. Ante nosotros hay un túnel de un par de kilómetros. Es horrible pasar túneles en bici en carreteras con bastante tráfico. Nos ponemos las luces frontales y traseras y decidimos hacer un sprint de dos kilómetros en los que Ra se pone a mi rueda y yo tiro como un demonio. Cada vez que ella pierde un poco la rueda me da un grito y yo aflojo ligeramente para que se pegue bien a mí. La situación es más estresante que peligrosa. Pero el ruido es ensordecedor y los coches no dejan de pasar en las dos direcciones. Después de este vendrían por lo menos 4 más en no más de 10 kilómetros. El túnel más corto de un kilómetro.
Llegamos a un puentecito en el que nos reponemos de los peligros y una pequeña rozadura de Raquel contra la pared de un puñetero túnel. Después de unos minutos ya somos capaces de darnos cuenta de donde estamos. Bajo el puente unos 30 metros de caída hacia un pequeño río. A los lados se extendían dos paredes de una altura increíble. El valle era super estrecho en esta parte

No nos deben quedar más de 5 kilómetros para llegar a Tiefencastel. Allí se acaba la primera parte del puerto. A partir de aquí volvemos a rodar fuera de la carretera principal. Para llegar al pueblo un poco de subida fuerte una trepidante bajada y llegamos. Nos comemos un perrito.
El día estaba superado ahora el puerto pierde pendiente hasta Filsur donde dormiremos. Hasta allí el camino discurre pegado al río Albula que a estas alturas es más bien un arrollo. La pista casi llana y alejada del tráfico nos devuelve la calma y nos tiramos un buen rato al lado del río. Es pronto y el camping esta muy cerca. A menos de 5 kilómetros. Metemos un poco las piernas en el agua helada hacemos fotos y nos relajamos .Este es uno de esos momentos que recuerdas durante una jornada laboral o un día de invierno.

Nos instalamos en el camping con el primer día duro en las piernas .La satisfacción por una jornada dura se nubla un poco ante la durísima que nos espera mañana. El Final del Albula es durísimo con kilómetros por encima del 12%.
Pero eso es otro día así que nos vamos a la ducha y cenamos bien a la luz de las estrellas.

19 de Agosto

Albula pass
Albula pass

Hace sol cuando salimos de la tienda. La mañana era estupenda. Nada de frío y ni una nube en el cielo de nuevo. Vamos a desayunar al bar del camping que tiene unos precios asequibles. Un buen coclacao y un par de tostadas nos dejan preparados para salir.
La jornada será dura y para que negarlo. Estamos nerviosos. Estamos ante nuestro primer gran puerto alpino. El Albula sube hasta los 2300metros más o menos. Ahora en Filsur estamos a menos de 1000. Mas de 1000 metros de desnivel en una sola etapa y cargados.
Los números resonaban en nuestra cabeza. Demasiados metros, demasiado peso en la bici, demasiado calor…poca confianza.

Los primeros kilómetros discurren por la pista paralela al río sin grandes desniveles. Pocos kilómetros después la pista cruza el río por un pintoresco puente de madera y nos metemos en la carretera. El primer kilómetro se nos hace eterno y durísimo. No podemos ir a más de 6 o 7 por hora. Después de la primera curva de herradura nos paramos. Estamos asfixiados y solo va un km y medio. Nos sentamos en la cuneta, a la sombra, y empezamos a debatir si sería una buena opción continuar

La mañana ha avanzado y el calor es cada vez más fuerte. Ahora se presenta el mayor problema del día. El trafico. Motos, coches nos pasan a menos de medio metro del manillar en una carretera de menos de 5 metros.
Un par de kilómetros después volvemos a parar, esto ya no es normal. Nosotros no solemos entrar bien en los puertos pero luego somos capaces de subir a ritmo casi sin paradas. Las piernas no van y la cabeza no para de dar vueltas.
Hay bastantes ciclistas en esta carretera. Pero nadie lleva alforjas. Nadie. Son todo ciclistas “machacas”. Los machacas son los que van de profesionales y solo piensan en la bici de un modo deportivo. Solo les importa el ir más rápido.
Esta segunda parada es mas larga de lo habitual. No tenemos ganas de seguir, pero seguimos por coraje. Porque aun no encontramos nada que no seamos capaces de subir y esto aun no era tan duro. Fue un día muy duro para los dos. Ninguno era capaz de poner el ritmo que le interesaba y no nos concentrábamos en respirar y cadenciar el pedaleo. No podíamos, nos sentíamos bloqueados de mente y eso bloqueaba las piernas. O las piernas estaban bloqueadas y ellas bloqueaban la cabeza. No lo sabíamos, nos habíamos mentalizado durante semanas y ahora que estábamos allí no podíamos.

 

Camino a Bergun
Camino a Bergun

Después de los primeros 7 kilómetros más o menos llegamos a Bergum, un pequeño pueblo en medio de las montañas. El paso por el pueblo es un alivio al menos el principio. Llano y con sombra. Nos paramos en una sombra al lado de una fuente de la que bebemos mucho tiempo. Comemos algo también pero sobre todo bebemos. Allá volvemos a valorar la posibilidad del abandono. Hay una estación de tren en el pueblo.
Casi una hora después volvemos a subir a la bici. Si la entrada en el pueblo fue un alivio la salida es un horror. Una recta de 500 metros en adoquín y al menos al 10%. Al salir el valle se abre a unos prados verdes que subimos serpenteando por la mancha negra que los atraviesa. El terreno sigue siendo duro y los coches no dejan de pasar pero este es el único momento del día en las piernas me responden pero Raquel parece que no tiene las mismas buenas noticias cuando miro para atrás. Tras unos kilómetros me pide un descanso y por supuesto paramos. Es una zona durísima. Llevamos un par de km al 12% y con el sol del mediodía.
El lugar donde nos paramos se ve perfectamente los ochos que hace el Glaciar Express en la subida. Entra y sale de la montaña en al menos 4 ocasiones en menos de 4 kilometros. Una obra de ingeniería increíble para el tiempo en el que se hizo pero un atentado para la naturaleza más pura. Nos ponemos en marcha de nuevo y ascendemos lenta y penosamente de nuevo, solo llevamos 10 kilómetros y nos quedan aun unos 700 metros de desnivel hasta la cumbre.

En un loable último intento por desbloquear hacemos un buen trecho del tirón hasta más o menos 1800 metros de altitud. Allí se levanta una rampa que nuestra cabeza se niega a subir. Hasta aquí hemos llegado. En el ultimo kilómetro y medio recordé algunas palabras que me dijo Jose en Islandia: ”aquí estamos para disfrutar ,no para sufrir como perros”. Esto de viajar en bici tiene un esfuerzo y en algunos momentos se “sufre”, pero cada uno pone el límite a ese punto de sufrimiento, unos llegan más lejos y otros nos paramos antes. Eso es una opción personal, y con el tiempo, he entendido que no es opinable, discutible y mucho menos criticable. Cada uno llega a donde quiere y cuando quiere.

Eso lo aprendí allí. Pero en aquel momento en el que de mutuo acuerdo decidimos dar la vuelta me sentí vencido. Era la primera montaña que no era capaz de subir a lomos de una bici. No pensaba que mi bici pesa casi 30 kilos cargada, ni que el tráfico no nos había dado opción a concentrarnos, no me valían excusas. El Albula era imbatible para nosotros. Y eso no me gustaba.

 

St Moritz
St Moritz

 

Bajamos de nuevo a Bergum a coger un tren que nos dejase en St. Moritz al otro lado del puerto. No disfrute nada el viaje en tren. Preciosos paisajes a ambos lados. Media hora después estamos en el inmenso valle de St. Moritz. Al poner el altímetro en funcionamiento me alegra ver que el pueblo esta a la misma altura que la que fuimos capaces de alcanzar por nuestros propios medios. Coches de muchos miles de euros se agrupan con sus cristales tintados y conductores de trajes impolutos. Algunos con gorra y todo. Es curioso, la gente que va en estos coches tan lujosos debe tener alguna enfermedad en las manos porque ni pueden llevar sus maletas ni pueden abrir las puertas de los coches. Pobrecillos, el dinero les jode las articulaciones. Sinceramente, algún día espero ser rico, pero tan gilipollas espero que no.
Buscamos el camping que esta saliendo del pueblo. Justo debajo del trampolín que se uso en los juegos olímpicos para los saltos de ski. Está bien, con buenas sombras y no mucha gente. Colocamos la tienda en un buen lugar pues pensamos estar aquí un par de días al menos disfrutando de los grandes Alpes que se abren a los lados del pueblo.
Nuestro ánimo sigue tocado igual que nuestras piernas y por eso cogemos unos cuantos folletos con rutas de todo tipo en bici por los aledaños de la estación. Necesitamos una buena ruta que nos reconcilie con la bici. Un sitio bonito y agradable para ciclar. El Val Roseg surgió de nuevo como una gran opción para el día siguiente. Un valle precioso con una ruta corta de nos mas de 35 km por los Alpes verdaderos. Nos vamos a la cama bien temprano. Cansados dormimos profundamente en menos de 10 minutos. Hace bastante frío por la noche.

20 de Agosto

Val Roseg
Val Roseg

Nos levantamos esperanzados con el nuevo día que se nos presenta. Nos apetece mucho ir a Val Roseg Y quitarnos el mal sabor de boca que nos dejó el día anterior. Desayunamos en el camping unos colocaos y unos bollos y nos preparamos para salir. Lo primero que tenemos que hacer es ir hasta al pueblo a comprar pan y algunas provisiones. Salimos del camping, llegamos al lago, bordeamos parte de él y comenzamos un duro aunque corto ascenso hasta el centro. St Moritz es bonito por el entorno que lo rodea, pero lo que es el “pueblo” en sí, es horroroso. Todo está lleno de tremendos hoteles que son autenticas moles puestos allí con calzador. Las calles están llenas de gente de lo más pija y llena de botox y silicona hasta en el pelo. La gente va como zombies mirando para los escaparates de las tiendas de super lujo. Un horror. Nos agobiamos un montón así que intentamos comprar el pan lo antes posible (cosa que no es fácil, ya que en Ralph Lauren o Cartier no vende pan!) y salimos pitando de vuelta al lago. Una vez en el lago, bordeamos otra pequeña parte y salimos por la parte opuesta a la zona de nuestro camping. De camino al Val Roseg vamos a pasar por el Lej da Staz, que es un lago estupendo para bañarse. Para llegar hasta allí tenemos un par de rampas duras por la carretera, pero al ir descargados, podemos bien con ellas. La carretera llega hasta la entrada al lago, y una vez allí comienzan un montón de pistas de tierra por el bosquecillo aledaño al lago. Hay bastante gente en bici o caminando. Hace muy buen día, por lo que también hay mucha gente bañándose. Nosotros nos sentamos a disfrutar un momento del paisaje pero luego seguimos nuestro camino.

Cogemos una pista en dirección a Pontresina. Esta pista es muy divertida. Sube y baja, serpentea… es ágil pero no demasiado técnica, así que disfrutamos de lo lindo recorriendo el bosque. Salimos finalmente a una carretera a la entrada de Pontresina, y sin llegar a meternos en el pueblo tomamos el desvío hacia Val Roseg, de nuevo por pista.
Una vez que te metes en el valle, tienes una lejano pero estupenda vista del objetivo final… pero no adelantemos acontecimientos.

Val Roseg
Val Roseg

El camino serpentea al lago de un precioso río alpino. La pista es ancha y con buen firme, por lo que rodamos sin problemas. Va ascendiendo ligeramente todo el rato. Hace calor, así que agradecemos la sombra de los árboles y en un momento que vemos unas piedras bien colocadas, nos paramos a comer algo. Val Roseg es uno de los más famosos y hermosos valles de la zona, así que el tránsitos de ciclistas y caminantes es constante. Y de vez en cuando hasta pasan coches de caballos, encargaos de llevar hasta el hotel que hay al final del valle a aquellos que no se quieran llenar de polvo los zapatos!
Realmente está siendo un gran día de bici. Este es el lugar más bonito en el que hemos estado en este viaje, al menos por el momento.
Llegamos a donde está el hotel y cogemos agua fresca en una fuente cercana. Hay mucha gente por allí, ya que es donde acaban normalmente las excursiones. Nosotros decidimos seguir un poquito más adelante. Aquí el camino ya se estrecha y se pone más tecnico. Nos paramos a merendar y luego decidimos seguir un poquito más, pero llega un momento en que el camino deja de ser camino, así que nos sentamos en una piedra y nos quedamos mirando las vacas y el escenario en el que pastan estas afortunadas: ante nosotros se presenta majestuoso el Bernina, una montaña de 4.000 metros y nosotros estamos a 2.000. Nos entretenemos un rato mirando los picos que lo rodean y las lenguas de hielo que caen de esas impresionantes montañas. Es realmente un lugar precioso.

Nos ponemos en marcha y el camino de vuelta lo hacemos volando. Todo cuesta abajo sin una pendiente excesiva, lo que hace muy cómodo el regreso, a pesar de que es una pista vamos lanzados y lo pasamos genial en el descanso. Miguel, como siempre, un poco más arriesgadillo, y yo a mi ritmo.

Bernina, Suiza
Grupo del Bernina

Volvemos a parar en el Lej da Staz ya que aún es temprano. Cuando salimos hacia el camping Miguel se empieza a encontrar mal. Es posible que haya tenido un pequeño corte de digestión. El pobre pasa una tarde bastante mala con vómitos y diarrea. Para colmo, de vuelta al camping me he dado cuenta de que su rueda trasera se mueve de una forma un poco extraña. La miramos y descubrimos que se ha roto la llanta.
Estamos reposando en la tienda, ya de noche, cuando recibimos un mensaje de Andy. Está en la recepción del camping, así que vamos a buscarlo. En seguida monta su tienda, charlamos y es como si nunca nos hubiésemos ido de Islandia. Lástima que Miguel no se encuentre en su mejor momento. Nos vamos a la cama esperando que la cosa mejore al día siguiente. Además, tendremos que intentar repara la bici para poder continuar el viaje.

21 de Agosto

Lej da Staz
Lej da Staz

El corte de digestión me dejo un poco tocado del estomago para el nuevo día .El desayuno entraba con calzador y no terminaba de asentarse en el estomago. Visto lo visto y el estado de mi rueda trasera pensamos que lo mejor era pasar el día e intentar arreglar la rueda y mi estomago. Pensamos en ir a darnos un buen baño mañanero al lago que habíamos visto el día anterior. Creíamos que no nos seria difícil arreglar la llanta destrozada.
Tras superar el repecho llegamos al lago. Andy fue el primero en decidirse a entrar. Como es alemán esta mas acostumbrado al frío… No estaba demasiado fría una vez que estabas dentro pero así, de mañana, a2000 metros, pues como que costaba un poco meterse. Eso si una vez dentro nadamos un buen rato maravillados por estar bañándonos en tan bonito lugar. Rodeados de montañas de más de 3000 metros nos tumbamos al sol a descansar de los esfuerzos ya pasados
De nuevo las anécdotas de Andy nos alegraban la mañana. A la hora de comer bajamos al pueblo dispuestos a solucionar el problema mecánico. Hay muchas tiendas de bici en el pueblo. Eso si, acordes al bolsillo de sus habitantes. Que precios y que maquinas!!!! En un sitio me querían vender una llanta de 11000euros!!!!! Pensé en venderle mi pierna derecha pero como no tiene incrustaciones de diamante era suficiente. De todas formas no se si es necesaria una bici de carbono para ir a hacer el carril bici que rodea el lago.
Finalmente encontramos una tienda de nuestro nivel. Por unos 120 euros me saque una llanta ya montada con el disco incluido y con unos refuerzos en la cabeza de los radios muy interesentes tanto para el monte como para las alforjas. Por cierto, tuvo el detalle de montarme los radios en negro a juego con la llanta. El dueño de la tienda era un inglés muy divertido que había venido hacia doce años a hacer mountain bike y se quedo enamorado del lugar .Cuando termino el verano empezó a nevar y entonces le gusto aun mas y decidió quedarse .Monto una tienda y tuvo la suerte de que le fue bien. Es una tienda modesta pero muy apañada En una hora tendría mi bici preparada de nuevo para lo que nos quedaba por delante, que aun era la mayor parte del viaje.

St Moritz
Miguel y Andy en St Moritz

Mientras esperábamos nos comimos unos helados y seguimos charlando de proyectos y de las cosas de las que se habla con un amigo que hace un año que no ves.

Este Andy es un tipo magnifico, Sin el, la tarea de hablar con los mecánicos que no hablaban inglés hubiese sido imposible. Además fue él quien encontró la tienda que finalmente fue la correcta.
Después de una hora mi bici estaba lista para rodar de nuevo. Lo celebré dando algunos saltitos por la pista que nos llevaba de nuevo al camping. Ya allí el cielo empezó a descargar con fuerza en forma de tormenta
Parece que con la rueda también se arreglaba mí estomago, volvía a tener hambre. Eso es buena señal siempre. Antes de la cena estuvimos planificando la ruta para los próximos días. Me encantan esos conclaves en los que las linternas alumbran el mapa siguiendo un dedo indicador que se arrastra sobre el mapa. El debate mas importante es que entramos en Italia y nos preocupa el trafico en una zona tan turística como el lago de Como. Aun no sabemos si pasar por la derecha o por la izquierda del lago. No creo que sea muy diferente, en ninguno de los lados hay carril bici y además de todos es sabido como conducen los italianos.
Lo mejor es que el día de mañana lo empezaremos a 1800 subiremos a casi 2000 y desde allí bajaremos durante unos 35 kilómetros hasta los 400 metros. Va a ser divertido .Allí no nos preocuparán los coches, ellos se preocuparan de nosotros…jejeje
En fin, eso es otra historia y eso fue lo que hubo hasta la hora de acostarse, historias. De unos y de otros.

22 de Agosto

Maloja
Maloja

Por la noche la tormenta fue bastante ruidosa y por la mañana el cielo no tiene mucho mejor aspecto. Todo esta mojado y hace un poco de frío pero las ganas de reiniciar el camino no nos hacen dudar ni un segundo y en poco rato estamos los tres preparados. Si los tres, en mi fuero interno pensaban que seria raro ir tres en vez de los dos de siempre. Sin embargo pronto entendí que eso era una gran ventaja, un relevo más, un rato más para ir a rueda cómodamente.
El camino de tierra serpentea entre los prados y los bosques de Silvaplana hasta que se llega al lago. Precioso, absolutamente calmado y resplandeciente como un espejo. Nos paramos a sacar unas fotos.

Aunque el camino era en subida lo hacia muy lentamente. De pronto el camino nos mete de lleno en un camping. No se si nos despistamos nosotros o es el único error de señalización de toda Suiza. Opto por la primera opción ya que en estos primeros kilómetros íbamos los tres en paralelo comentando anécdotas .Alguna con mucha gracia por cierto.
Después de conseguir salir del camping nos adentramos en una carretera que nos llevara al Maloja pass. Pasamos el lago y aparece el segundo lago, más grande que el anterior pero menos bonito. Nos lleva un buen rato rodearlo. A mitad de lago el agua empezó a caer con fuerza. Eso nos obliga a para y poner el equipo de agua que ya nos acompañaría hasta el final del día. Tras unos pocos kilómetros el agua dejo de caer. Al salir el sol decidimos parar por primera vez a redesayunar.
Dos o tres kilómetros después comienza la vertiginosa bajada. Los italianos llaman a este puerto la serpentina con eso os podéis hacer una idea del trazado de la carretera. Justo en la cima hay un mirador en el que se puede ver toda la zona de curvas de herradura que dura unos 10 km entre un bosque d abetos enormes. A mi se me hace la boca agua igual que a Andy pero a Raquel se le acelera un poco el corazón ante una bajada de mas de 30 kilómetros en los que pasaremos de los 70 por hora…Se le nota en la cara la tensión y trato de tranquilizarla sin mucho éxito. Es lógica esa tensión ante lo que nunca has hecho pero en una bajada no conviene ir demasiado “rígido”.

Bosque en Italia
Bosque en Italia

La bici se lanza nada mas empezar la bajada y las revueltas se suceden a ritmo vertiginoso, el tráfico es muy denso pero nadie nos consigue adelantar, somos mucho mas ágiles que los coches en estas bajadas tan reviradas. Tras tres curvas deje a Andy que pasase delante y yo me puse de último. Durante tres curvas le grite a Raquel lo que debía hacer y a la cuarta ya la vi con mucha confianza, tanta que decidí dejarla sola y disfrutar del espectáculo .Justo cuando la adelanto vemos a Andy en la cuneta preparado para hacernos una foto gritando “moto gp”

Me tire a todo lo que daba la bici y eso es mas de 80por hora .adelante a tres coches en un par de curvas. Recuerdo la cara de susto de un conductor cuando le apure la frenada en una curva por el exterior y lo pase sin darle ninguna opción. Nunca había probado los frenos de disco en un puerto tan largo y cargado y sigo diciendo que es increíble lo que se llega a frenar con esos ingenios.
Una vez pasada la parte mas curvada de la carretera se pierde pendiente y con ello emoción. Después de la última revuelta hay una fuente en la que decido parar refrescarme y esperar a mis compañeros. Tras un par de minutejos llegan los dos juntos. Ya estaba impaciente dos minutos a veces parecen un siglo.
A partir de aquí seguimos los tres juntos, relevando a plato grande rodábamos aun muy deprisa en esta zona de largas rectas en ligera bajada.
Al cabo de un rato Andy se para y nos enseña unas agujas de roca en lo alto de unas montañas. Eran espectaculares. Tenía pensado ir con un amigo a escalarlas pero finalmente el amigo no pudo y Andy decidió venirse a bicicletear con nosotros.

 

Cascate dell'acquafraggia
Cascate dell'acquafraggia

En mitad de la leve bajada se entra en Italia. Una frontera muy sosa. Ni una buena bandera donde sacarse una fotillo. Los guardias italianos nos dan la bienvenida a su país.
Estamos en la región de Lombardia. Para mi una de las más bonitas de Italia. Una grata sorpresa nos aguarda tras la frontera .Resulta que al menos en esta parte podremos despreocuparnos de los coches pues hay una vía ciclista al menos hasta Chiavenna.
Justo al pasar la frontera paramos a comer. Ahora, muchos metros mas abajo de los que empezamos el día, el sol luce con fuerza. Al menos un rato, porque al fondo del valle se ven venir unas nubes con una pinta horrible. La humedad sube por momentos y pronto volvemos a estar sobre la bici.
La pista enta en unos bosque superdensos, por momentos nos parecía estar de vuelta a Galicia.

La pista deja de bajar y se lía a subir y bajar repechos cortos pero con fuertes pendientes. Muy dura esta parte de la etapa.
Poco después Andy se desvía a la derecha y una enorme cascada aparece ante nuestros caretos incrédulos. Esto de tener guía es un lujo.

Seguimos pedaleando y la tormenta se anuncia con unos vientos de escándalo. Los tres no podemos evitar acordarnos de los vientos islandeses y lo perros que eran. Rayos truenos y una lluvia fortísima nos hace refugiarnos en un pequeño túnel. El chaparrón es de órdago. Las nubes amenazaban con razón. La lluvia es tan fuerte que el pequeño túnel empieza a inundarse rápidamente .No nos queda otra que salir de allí pitando. Por suerte la tormenta pasa a los cinco minutos. Joe, que mojadura. El viento en contra me pone un poco de mal rollo así que les digo que se pongan a rueda y tiro los últimos kilómetros en cabeza bastante rápido para llegar pronto y no tener que estar mucho rato mojados con ese viento de cara. Días más tarde Andy me contó que había creído que me había cabreado por otra cosa y que por eso se puso detrás de mi sin decir ni mu. Jejeje Que tío mas majo
Llegamos al camping en un periquete. Buen camping: piscina, limpio y poca gente. Además el dueño nos dejo unas sillas de jardín y una mesa para cenar como reyes y tener una tertulia al terminar.
Nos vamos a la cama con la satisfacción del trabajo bien hecho

23 de Agosto

Lago di Como
Lago di Como

Muy temprano el sol nos hace salir del saco y una mañana soleada se abre tras la cremallera. Por el suerte el camping tenía una estupenda piscina que a esas horas era para nosotros solos.
Lo único que soy capaz de hacer sin desayunar es nadar. Y como me gusta nadar por las mañanas!!!!Es muy relajante levantarte de la cama y tirarte a una piscina fresquita para ti solo. Tras unos cuantos largos rememorando años ya muy lejanos, salimos del agua y nos secamos al sol.
A desayunar. A las 10 estamos listos para salir. El día de hoy va a ser complicado por culpa del tráfico. Tenemos que rodear el Lago di Como hasta la mitad y esa parte va a ser muy estresante.
Tras salir del camping, una fugaz pista de tierra nos devuelve a la carretera nacional que rodea el lago. Y a esas horas es muy denso. Denso e italiano. Nos paramos y nos organizamos .Relevos largos entre Andy y yo. Raquel ira en medio de los dos para que se sienta mas segura. No exagero; en esa mañana tuvimos que golpear algún coche con la mano para que no nos arrollase. Recuerdo uno que nos quiso adelantar en medio de una curva en el momento que yo iba de tercero. Pues bien, fijaos lo cerca que intento pasar que estire mi mano y se la puse en el faro para que no pasase. Un autentico manicomio que nos puso muy nerviosos.

Paramos a la una en un super a comer algo y a refrescarnos. Además del tráfico, este fue uno de los días más calurosos del viaje. Mas o menos 35 grados y bastante humedad pero a esta hora aun se estaba mas o menos bien.

Era la hora de comer y mientras tomábamos algún zumo y algún yogurt líquido nos dimos cuenta que el tráfico casi había desaparecido. Era nuestro momento. Así fue: incrementamos el ritmo y por fin pudimos disfrutar un poco del lugar. Hasta ese momento no había podido girar la cabeza para ver el bonito lugar en el que estaba pedaleando. Muy turístico, eso sí, pero  bonito a todas luces. El lago es enorme y cientos de motoras lo recorren en todas las direcciones. Toda la orilla del lago esta llena de casas, unas enormes y otras más modestas pero todas muy apetecibles para pasar unos días tranquilo. Por detrás de las casas unas empinadas laderas repletas de árboles te llevan a los Alpes.
El ritmo s es tan bueno que nos permitimos alguna parada extra antes de comer.
Antes de dejar Italia hay que comer una pizza. Llegamos a Croce, el lugar donde dejaremos el lago para dirigirnos a Lugano. El pueblo esta muy animado. Hay gente por todas partes. Encontramos un pequeño restaurante donde nos metemos una pizza por barba en apenas 20 minutos. Jodó! Así no se puede ciclar!!! Esta claro. Parada técnica de siesta.
Ni cortos ni perezosos nos instalamos en unos jardincillos sombríos a la orilla del lago. No podemos evitar refrescarnos en el lago. Descansamos más de una hora y volvemos a la ruta.

Y vaya si volvemos. Que calor!! Además hay que salir del lago por un puertecillo revirado de unos 6 km. Andy propone un ritmo cómodo y subimos los tres casi juntos. El puerto no es duro pero hacia días que no subíamos nada de nada. Al llegar arriba no se baja, se sigue en un llano ascendente que te lleva a otro pequeño lago: el lago de Piano
El calor es mucho y nuestro alemán se derrite. En cada fuente empapa su camiseta y bebe muchísimo. A pesar de la crema esta un poco quemado.
Seguimos pedaleando en dirección Suiza. El trafico sigue siendo denso pero ya menos. Seguirá así el resto del día.

Entramos en Suiza y nos paramos a comer algo en una gasolinera cerrada. Queda poco para llegar a Lugano. Unos 20 km. El terreno es un poco durillo en un subir continuo que finalmente se convierte en una trepidante bajada que te deja en la orilla del enésimo lago.
Resulta que en Lugano no hay camping. Pos que bien, ahora después de 65 hay que hacer 20 mas para llegar a un pueblecito que esta en la otra orilla. Volamos. Llegamos en un momento. Andy se puso en cabeza casi todo el rato con un ritmazo que casi nos deja muertos. La verdad es que le di tres relevos de 500 metros y me metía detrás a ver el espectáculo. Era llano pero íbamos a 35 por hora. Y cargados!
En fin que llegamos al camping justo en la orilla. Maroggia fue finalmente nuestro destino.

24 de Agosto

Lugano, lago
Lago de Lugano

Nos levantamos bien pronto, antes de que el sol empezase a calentar. El día anterior se había quedado en las piernas. Y eso se nota tan pronto te pones de pie, un leve dolorcillo te sube desde los dedos de los pies hasta las caderas y ese leve dolorcillo se convierte en un dolor en condiciones en cuanto te pones a pedalear. Ayer fue el día de más calor posiblemente y perdimos demasiado líquido que no terminamos de recuperar durante la noche, por eso duelen así las piernas, están secas, necesitan gasolina.

Andy se levanta por primera vez mas tarde que nosotros. Tampoco tiene buena cara pero no comentamos nada de las piernas.

Hoy iremos hasta Bellinzona. Sin más dilación nos ponemos en marcha. Apenas un par de kilómetros hasta el super donde compramos el desayuno.

El día se atraganta desde el principio. Estamos recorriendo de nuevo las orillas de lago  y las villas se suceden una tras otra sin descanso.

Me pongo en cabeza durante unos kilómetros y mis sospechas se confirman, en una pequeña subida aprieto un poco el ritmo y miro para atrás, unos 10 metros me separaban de Andy que agachaba la cabeza dando claros signos de fatiga. Yo no voy mejor. Al final del repecho nos paramos en una fuente y por fin se destapa la situación de los tres. Estamos cansados, pero el ánimo es bueno y ni nos planteamos el acortar la etapa. Ya es media mañana y el sol nos vuelve a dar de lleno. Al terminar de rodear el lago entramos en un pequeño pueblo en el que nos volvemos a parar. Comemos, bebemos, intentamos hacer que el cuerpo vuelva a estar fresco, igual que ayer.

En los viajes en bici las sensaciones se suceden rápidamente. Un día te crees el futuro ganador del tour pero al día siguiente te parece que no vas ni a pedalear 200 metros. Todos los esfuerzos  acaban saliendo a relucir antes o después y cuando esto sucede las piernas se bloquean y la cabeza no quiere seguir.

Riachuelo
Riachuelo

Pues así seguimos remoloneando sobre la bicicleta. Además esta zona no es lo mas bonito de suiza que digamos, los polígonos se suceden uno tras otro.

Esta parte de Suiza, el Ticino, no es las más favorecida a nivel económico y ello se deja entrever en la población. Las pintadas en italiano pidiendo mejores infraestructuras, sanidad e incluso la independencia del cantón, se ven en los muros de las fábricas o en los puentes. El viajero se dará cuenta rápidamente por detalles como la falta de un estilo común en las casas, o en los jardines un poco menos cuidados que en la zona alemana o francesa. El viajero ciclista observara también la desaparición de los carriles exclusivos y se adentrara en carreteras de poco tráfico.

Nosotros seguimos avanzando por este laberinto industrial. Finalmente salimos y un pequeño riachuelo de aguas claras nos invita al descanso de nuevo.

Allí estábamos los tres sentados con las piernas en el agua y comiendo algo. Al otro lado del río había un camping. Por supuesto que se me había pasado por la cabeza acabar la etapa en aquel mismo lugar del que no sabíamos ni el nombre pero mi orgullo me impedía decirlo en alto. Los tres permanecíamos callados mirando al río. Solo llevábamos 33 kilómetros. Algo menos de la mitad de la etapa.

De pronto Andy rompe el silencio con un “parece que eso de enfrente es un camping…” a lo que Raquel contesta “pos total,  podíamos parar ya y disfrutar de la tarde…” a lo que Andy y yo respondemos al instante “bueno,vale” Inmediatamente nos reímos los tres a carcajadas. Las tres cabezas estaban pensando en lo mismo y nadie quería decirlo. Evidentemente ni el fornido escalador alemán ni el chicarrón del norte iban a decir nada así que tuvo que ser la pobre chiquilla la que diese el primer paso.

Con la cara cambiada dirigimos nuestras pedaladas al camping. Son apenas las 3 de la tarde y tenemos toda la tarde para disfrutar del riachuelo y descansar a la sombra.

Lo cierto es que el camping es el peor de Suiza, al menos de los que visitamos. Viejo, sucio y desierto. Los baños parecían los de un orfanato de película. Pero que demonios, nos parecía el mejor sitio del mundo dadas las circunstancias.

Aprovechamos para hacer una gran colada y refrescarnos en el río durante un buen rato. Después de nuevo alrededor de la mesa hablamos de nuevos proyectos y nos reímos mucho. Andy es un tipo genial una vez más. Mañana será el último día en que rodaremos juntos y eso nos pone un poco tristes. Pero el hecho de haberlo vuelto a ver después de Islandia nos parecía imposible y allí estábamos de nuevo los tres a la luz de las estrellas  disfrutando de una gran amistad que surgió de pura casualidad.

25 de Agosto

Vista del valle
Vista del valle

os levantamos llenos de energía después del día de semi descanso. El sol vuelve a lucir en el cielo y nos preparamos rápidamente para reiniciar el camino.

El día empieza suave  subiendo por una pista separada del ruidoso tráfico. Tenemos que subir al monte San Carlo. Nada demasiado duro, solo un par de rampas nos hacen saltar las primeras gotas de sudor.

Paramos en el alto en un pequeño parque. Hay una placa en conmemoración de un ciclisa de un club local que murió en esa zona. Me he encontrado placas de estas por muchos sitios y siempre me hacen pensar  durante un buen rato en la bici. Durante unos minutos se pasan por mi cabeza algunos  momentos vividos en los días anteriores.

Pero se me pasa en cuanto veo las primeras rampas de la bajada. Disfruto como siempre en estos momentos de merecido descanso y recreo. Intento sacar un poco de ventaja sobre mis compañeros de viaje para poder hacerles una foto chula en la bajada. Pero Raquel ha cogido confianza en esto de la velocidad y ya no me da tiempo a preparar la cámara. Desde la curva en la que estamos podemos ver con claridad el valle completo que vamos a recorrer.

Bellinzona
Bellinzona

Llano y ancho se abre ante nosotros hasta Bellinzona que se ve al fondo con sus castillos en lo alto.

Ya al final de la bajada volvemos al carril ciclista entre campos de cereales. Ya es media mañana y el hambre nos hace parar en un Coop,  uno de los supermercados más comunes en Suiza. Allí nos encontramos con una cicloturista muy majeta .Nos sentamos un buen rato fuera en un pequeño parque. Estamos ya a las afueras de Bellinzona. Intentaremos comprar gas  ya que es el lugar con más población que nos encontraremos en los próximos días.  Lo intentamos pero sin éxito en un par de sitios. Pasamos por el centro del pueblo y echamos un vistazo rápido al castillo.

Al pasar el pueblo el valle se divide en dos y los Alpes se abren ante nosotros formando una enorme. Hasta aquí llega grupo de tres. Andy se va por la derecha  para subir al San Bernardino y nosotros por la izquierda para ir hacia el San  Gottardo. Nos despedimos con un fuerte abrazo de Andy con promesas de aventuras futuras conjuntas.

Rodando por pista
Rodando por pista

El valle de Biasca se abre ante nosotros. Los Alpes ya nos flanquean  con montañas de considerable altura. Aquí abajo, en el fondo del valle, recorremos kilómetros a buena velocidad con el aire ligeramente a favor, rodeados de verdes pastos y las consiguientes vacas. La actividad en el campo es frenética acumulando pastos en enormes rulos que un maquina plastifica para el largo invierno. Nos paramos un rato bajo un enorme puente que cruza  el valle de lado a lado. Es la autopista del San Gottardo.

Nos sentimos un poco solos sin Andy en estos primeros kilómetros, pero pronto nuestras necesidades se imponen a la tontuna. No sabemos donde dormiremos esta noche. El mapa dice que en Biasca  hay un camping pero no me fío. He mirado con lupa las rutas y no había encontrado un camping antes del puerto.

El cielo empieza a cubrirse y nos tapa un poco el sol. Por fin.

Llegamos a Biasca en un periquete y nos disponemos a comprar el gas en un Do It. Nuestro gozo en un pozo. No hay. Los del Ticino no tienen gas en este formato, solo campingaz. En el Do It nos atiende un majisimo señor de Coruña que llevaba mil años en la zona. Además llama a su jefe para preguntarle por un buen camping. El hombre al otro lado del teléfono no da buenas noticias y eso se refleja en la cara del simpático gallego.

Resulta que no hay camping en el pueblo, el único que hay es unos 20 kilómetros mas adelante, adelante y arriba. En este pueblo empieza el puerto.

Buff, son casi las 7 y media y llevamos mas de 60 kilómetros en las piernas. No nos apetece nada el tener que subir la mitad del puerto a esas alturas de día, pero no hay buen sitio para plantar la tienda por ninguna parte. Nos desviamos de la carretera  en varias ocasiones por pequeñas pistas pero no encontramos ningún buen sitio. Seguimos subiendo y las rampas pronto se nos atragantan. La luz es cada vez más escasa. El puerto es duro y constante. Después de las dos primeras revueltas nos paramos un poco. Respiramos y comemos un poco de chocolate y frutos secos. Decidimos parar en el próximo pueblo que veamos. Seguro que hay algún hotelito o camping o iglesia en la que meternos. A partir de aquí vamos con las luces puestas. El puerto sigue machacando pero pronto unas luces se ven al fondo. Un pequeño pueblo con un pequeño pero acogedor hotel en el que nos metemos sin pensarlo dos veces.

El hotel esta preparado para los ciclistas y tiene un lugar cerrado en el que puedes dejar tu bici segura toda la noche.

Es la primera noche en la que dormiremos en una cama de verdad durante el viaje. Cenamos y nos metemos en cama a ver un rato la tele. Fuera una ruidosa tormenta hace que la temperatura baje de golpe. Hemos elegido una buena noche para dormir bajo un techo de hormigón.

26 de Agosto

Las nubes en las montañas
Las nubes en las montañas

 

A pesar de haber dormido estupendamente en la cama, nos levantamos aún un poco cargados de la parte final del día anterior. Recogemos todas las cosas y bajamos a desayunar. Hay un estupendo buffet así que desayunamos fuerte ya que nos espera de nuevo un duro día por la montañas suizas. Vamos a recoger nuestras y bicis al garaje y justo empieza a llover de nuevo. Normalmente la lluvia no es buena compañera de la bici, pero hemos pasado tanto calor y tanto sol algunos días, que agradecemos el frescor de la mañana y la lluvia que nos moja la cara. Al fin y al cabo, tenemos toda la ropa necesaria para estas ocasiones. Volvemos de nuevo hacia la ruta ciclista y seguimos nuestro camino hacia Airolo. Por un momento la lluvia se hace muy fuerte, así que nos metemos debajo de un túnel a esperar, pero a los cinco minutos volvemos a estar rodando.  Con el día tan nublado el paisaje cambia mucho. Los verdes intensos se vuelven oscuros y las nubes se enroscan en torno a las montañas. Le da un nuevo matiz.

Poco a poco el día va mejorando, y cuando llegamos a un pueblecillo, paramos a tomar un pinchito de media mañana.

 

St. Gotthard
St. Gotthard

Llevamos todo el día ascendiendo poco a poco. Nuestro objetivo es llegar al pueblo de Airolo, que es la base para subir el San Gotthard. Tras nuestro pequeño fiasco en Albula, hemos decidido no subir el puerto, que ya este es de porcentajes muy similares y aún encima el suelo es de adoquín, lo que se conoce como la Trémola. Al llegar a Airolo tenemos pensado coger un tren que nos cruce la montaña y nos deje en Andermatt, a la misma altitud que Airolo más o menos.

La verdad es que aunque el día anterior aún se siente un poco en las piernas, las temperaturas algo más frescas nos están ayudando. Encontramos por las pistas un montón de ciclistas en este día. Así como en el Lago Constanza y esa zona eran miles los que veíamos todos los días, por la zona de las montañas los compañeros de pedal no eran tan numerosos.

Vía Trémola
Vía Trémola

Poco antes de llegar a Airolo la ruta ciclista te lleva hasta la carretera para entrar al pueblo en sí. Nos dirigimos directamente a la estación de tren. Allí descubrimos que también hay buses y estos ofrecen la posibilidad de dejarte en lo alto del puerto. Nos parece una opción mucho mejor. Así podremos disfrutar del descenso del puerto. El bus está a punto de salir así que rápidamente nos decidimos, colgamos las bicis en la parte trasera, subimos al bus … y resulta que no nos llega el dinero. Tenemos que correr hasta un cajero mientras todo el mundo nos espera. Subimos agitados de nuevo al bus y al fin arrancamos. El bus sube por una carreterita infernal, que no es la Trémola, la Tremola es solo para ciclistas y carruajes. Desde nuestra carretera se va viendo parte de la Tremola, y la verdad que se ven unas rampas de aupa. Cuando al fin llegamos a arriba nos bajamos del bus y lo primero que hacemos es abrigarnos bien, ya que hace bastante frío. Arriba hay  mucha gente, que no ciclistas. Hay restaurantes, tiendas de souvenirs e instalaciones varias para los visitantes. Comemos algo y emprendemos la bajada después de hacernos la foto junto al cartel del puerto.El descenso es una pasada.  Vamos completamente encajonados entre las enormes montañas. El adoquín sólo cubre una parte del descenso, así que se hace bastante  llevadero. Disfrutamos la bajada, sin mucha prisa y recreándonos en los paisajes. Creo que este descenso fue una de las partes que más me gustó del viaje.

 

Camino a Andermatt
Camino a Andermatt

Finalmente llegamos  a Andermatt, que es el típico pueblo suizo al estilo de Zermatt, con las casitas de madera y muchas tiendas de montaña. Compramos una botella de gas en una de ellas y seguimos nuestro camino. Aún es un poco temprano así que podemos seguir rodando un poco más. El siguiente camping es el Altdorf, así que hasta allí vamos. Tras la salida de Andermatt, cruzamos un túnel, el primero de muchos.  Pasamos también por el emblemático Puente del Diablo. Cuanta la leyenda que el río Reuss era tan difícil de vadear que un pastor le pidió al diablo que construyese un puente. Atravesamos así la Garganta Schöllenen, que es espectacular, y a continuación comienza una carretera llena de curvas en herradura. Como decía en la página de turismo de Suiza “una garganta diabólica y un valle divino”, En esta zona hay mucho túneles, pero gran parte de ellos son de los que sólo la mitad está cerrada y del otro lado hay columnas, lo cual los hace menos peligrosos para los ciclistas ya que hay más luz. La bajada tendida pronto deja de serlo y tras unos rampas con bastante desnivel llegamos al fondo del valle. Ahora ya sólo nos queda llanear unos 10 kms hasta nuestro destino final

27 de Agosto

Lago de lucerna
Lago de Lucerna

De nuevo un caluroso día nos saluda al salir de la tienda. Tras un buen desayuno pronto estamos listos para salir de nuevo la ruta. Hoy nos dedicaremos a rodear el inmenso lago de Lucerna para terminar la etapa en esa preciosa ciudad.
Salimos muy animados por las vistas excelentes que a los pocos kilómetros ya nos obligan a las primeras paradas para degustarlas con cierta calma. El lago, de un azul intenso, se encajona entre altas montañas coronadas por unas jugosas nubes blancas.
En esta parte de la ruta recorremos la Axenstrasse, una gran obra de ingeniería que atraviesa montañas con unos túneles de impresión. Por suerte la vía ciclista esta separa de la carretera y eso nos hace pasarlos con tranquilidad. Eso si el ruido dentro de los túneles en ensordecedor.

Un buen lugar para descansar
Un buen lugar para descansar

La mañana esta siendo muy agradable ,buena temperatura ,buen rodar buenas vistas…Para media mañana encontramos un estupendo sitio en el que hacer una parada un poco mas larga: n bonito mirador colgado sobre el lago. Allí nos relajamos un buen rato tomando el sol que ya empieza a dar con fuerza. Nos adentramos en las tierras de Guillermo Tell y los bosques se hacen más frondosos y más parecidos a los de Galicia. Unas buenas sombras nos acompañan hasta la hora de comer .Decidimos parar en un pequeño parque a la salida de Brunnen donde nos echamos hasta una pequeña siesta. Nos refrescamos en el lago y conocemos a un motero local que nos recomienda un par de zonas de baño unos kilómetros más adelante. Pero hoy no hay tiempo para baños de más. Hoy queremos ver Lucerna. Vamos todo el día a un ritmo impresionante, es como si nos hubiésemos comprado unas piernas nuevas al salir de los Alpes. En realidad ese primer paso de los Alpes nos habíamos puesto en una forma estupenda como comprobaríamos en los días siguientes en los que subiríamos puertos duros con gran suficiencia.

Con el calor del mediodía seguimos la ruta, seguimos bordeando el lago. Ahora ha desaparecido el carril bici pero la carretera ya no tiene nada de tráfico asi que seguimos sin dificultad. En una hora llegamos a Vitznau. Un pequeño pueblo en la orilla del lago desde el que se pueden hacer mil pequeñas rutas de senderismo ascendiendo a las montañas cercanas. Nos tomamos un helado y una coca cola bien fría en el pequeño muelle del pueblo. Ya nos queda poco para llegar. Unos 30 kilómetros y estaremos en Lucerna.
Un par de pueblos después nos espera un repecho del que aun hoy en día nos acordamos. Solo dos kilómetros, pero vaya dos. Durísimos y bajo un sol de justicia.

Luego una rapida bajada y un par de duros repechos más nos ponen a las puertas de la ciudad. Por suerte la vía ciclista entra por unas pequeñas calles residenciales casi sin tráfico y en un minuto nos plantamos en el camping. Justo n frente de las piscinas de la ciudad. Justo al otro lado del lago tenemos la impresionante vista del Pilatus. Una enorme mole de piedra que corona la ciudad de Lucerna.

Lucerna
Lucerna

Tras una ducha bien fría y comer algo, nos subimos de nuevo a las bicis para recorrer el paseo que nos lleva al centro .Pronto vemos el famoso puente de madera que es imagen de la ciudad del cual sacamos algunas fotos. Son las seis de la tarde y las calles rebosan vida por todas partes .Ya habíamos visto lo mas mítico de Lucerna así que nos decidimos a recorrer el centro sin mirar el mapa, dejándonos llevar. Así nos gusta hacerlo. Pronto nos encontramos las primeras casas pintadas. Recorremos plazas y callejuelas durante un par de horas.

Finalmente a eso de las nueve nos decidimos a volver al camping .Pero ya llegando nos volvemos a para y nos tiramos en el césped a ver el bonito atardecer con el Pilatus de fondo. El lago eja de ser azul y se pone naranja unos momentos.
Ya en el camping una buena cena y un rápido vistazo al mapa. Mañana volvemos a los Alpes. Nos es pera el Brunnig pass, pero estamos seguros de queo pasaremos. Pero eso será mañana ahora lo que toca es descasar del largo día.

28 de Agosto

Monte Pilatus
Pilatus

Hoy será un buen día pienso nada mas abrir los ojos. No hace demasiado calor al salir de la tienda y las nubes anuncian un cambio de tiempo Al poco rato ya tenemos todo preparado y cargado encima de nuestras monturas. Lo que los primeros días nos llevaba casi una hora, según pasan los días nos lleva a penas 20 minutos. La práctica y la rutina diaria convierten el empaquetado en un trámite.

Ya desayunados cruzamos Lucerna rápidamente, sin evitar volver a echar una ojeada al famoso puente. Cambiamos de nuevo de rumbo, ahora de nuevo al sur, de nuevo a las montañas, la zona mas deseada del viaje. Vamos convencidos de que esta vez los Alpes no podrán con nosotros. Después de dejar atrás los pequeños pueblos que circundan Lucerna volvemos a la paz de nuestros carriles ciclistas justo al lado del lago. Tenemos unas esplendidas vistas del Pilatus sobre el cual se arremolinan las nubes amenazando descargar en las próximas horas. Hacemos nuestra primera parada del día justo cuando vamos a abandonar el lago de Lucerna. Disfrutamos de unos momentos de relax antes de ponernos de nuevo en marcha. El paisaje se tona mas montañoso nada mas salir del lago. Estamos bajo la cara sur del Pilatus, en Alpnachstad. De este pueblo sale un tren de cremallera que te sube al monte. Al pasar por la estación podemos ver un gran grupo de personas de avanzada edad que se dispone a subir ataviados con sus botas de montaña y armados con sus bastones telescópicos. Algunos nos despiden a nuestro paso con una gran sonrisa y un leve gesto con la cabeza. No podemos dejar de comentar esta situación entre nosotros admirados con la energía de estos vejetes. Pensamos en nuestra Galicia donde solo se va al monte si hay algo que hacer, no por puro placer de sentir las hojas resquebrajándose bajo tu bota en un día de otoño.

Bruning pass
Bruning pass

Esa conversación nos ocupa durante un buen rato y no nos damos cuenta pero avanzamos rápido por el ancho valle. Después de alguna parada y unos pocos kilómetros aparece delante de nosotros un gran lago que rodearemos por la derecha en un gran bosque de abetos. En alguna zona despejada vemos al fondo del valle el Bruning pass, el puerto que subiremos hoy al final del día. Al salir del bosque ya lo vemos con toda claridad. Un paso no muy alto pero si con rampas considerables. Tras unos pocos kilómetros pasamos un pueblo y nos encontramos de cara con la rampa mas dura de toda Suiza. El principio del puerto es impresionante una rampa del 22% durante un kilómetro y medio que nos hace poner el corazón a doscientas mil pulsaciones por minuto. A mitad de la rampa hay un banco que parece estar puesto a posta para que el viajero pueda recuperar el aliento y disfrutar de unas bonitas vistas sobre el lago que acabamos de pasar. Estamos un poco asustados con la dureza del puerto. Si son así los 10 kilómetros nos va a dar algo malo. Por otra parte pensamos que si fuesen así los 10 kilómetros ese puerto seria mucho mas conocido en el mundillo cicloturista.

No es fácil arrancar de nuevo en una rampa tan pronunciada cargados con las alforjas, Tras un par de intentos lo conseguimos y con mucha paciencia terminamos esa rampa y con mas paciencia y una buena dosis de esfuerzo, terminamos la primera parte del puerto. Los primeros 4 kilómetros han sido de impresión.

 

El esfuerzo se ve recompensado con la visión del lago más verde que hayamos visto en ninguna parte. Un pequeño lago encajonado ente montañas de un verde intenso. Seguimos ganando altura mientras dejamos atrás el precioso lago y entramos en la segunda parte del puerto Unos tres kilómetros en los que las rampas son más suaves pero sin bajar casi en ningún momento del 10%. Lo peor de esta parte es que la pista ya no es asfaltada sino de tierra salpicada de grandes piedras. La pista asciende sin descanso hasta una pequeña capilla desde la que las vistas sobre el lago son increíbles. Desde allí un ínfimo descenso nos pone al pie de la última rampa del puerto. No mas de 800 metros, pero vaya 800 metros. Tengo que tener cuidado en varias ocasiones porque la rueda delantera no quiere pegarse al suelo por la inclinación. Al final de esta rampa espero a Raquel que llega poco después maldiciendo las rampas.

Desde allí, un kilómetro de nuevo por carretera hasta llegar al ansiado cartel que indica la cima del puerto. Por fin subimos nuestro primer gran puerto con alforjas. Llenos de orgullo y confianza nos lanzamos a un rápido descenso por una preciosa pista que serpentea entre verdes prados primero, para luego adentrase en un oscuro bosque en el que las primeras gotas nos empiezan a refrescar la cara. Finalmente esas tímidas gotas se convirtieron en una buena tormenta que nos obliga a buscar refugio en el porche de una iglesia. Estamos a las afueras de Meiringuen donde dormiremos esta noche y seguramente pasemos el día de mañana. Buscamos el camping después de que pasase la tormenta y en pocos minutos tenemos nuestra tienda plantada bajo un gran árbol que nos dará sombra, o como seguramente será nuestro caso, nos protegerá de la lluvia.

29 de Agosto

Sherlock Holmes
Sherlock Holmes

Nos levantamos con un día bastante malo. El cielo esta completamente cubierto, llueve un poco y hay niebla. Un a de las opciones que teníamos llegados a este punto, era ir a ver el Glaciar Trift y su famoso puente colgante, pero está tan mal día que somos conscientes de que no merecería la pena. Hemos tenido tan buena suerte con el tiempo, que ahora se nos hace raro que nuestros planes se puedan torcer por días de lluvia. En las instalaciones del camping hay Internet, así que consultamos el tiempo y planeamos un poco los siguientes días. Para Grindelwald “necesitamos” buen tiempo, así que finalmente decidimos pasar el día en Meiringen y continuar al día siguiente y perdernos la excursión al glaciar.
Desayunamos, nos preparamos y vamos al pueblo. Meiringen es un lugar bastante turístico. Su fama se debe a que la cascada de Reichenbach aparece en la novela de Conan Doyle, es a donde se supone que el Doctor Moriarty empujó a Sherlock Holmes. Y también es famosa por los meregues, que deben su nombre al pueblo.
Para pasar el día, decidimos ir a ver las gargantas del río Aar. Cogemos las bicis y vamos dando un alegre paseo, ya que no queda muy lejos. Ya de camino, nos encontramos con una estatua de Sherlock Holmes fumando en pipa.

Garganta del Aar
Garganta del Aar

Aparcamos las bichas a la entrada y pasamos al recinto. La entrada es bastante cara, pero ya estamos allí y sin mucho mas que hacer, así que para dentro nos vamos. Nos dan un pequeño mapa y nos ponemos en marcha. Tiene de largo unos 4 kilómetros, y se pasa por zonas muy estrechas, túneles excavados en las rocas y otras zonas más amplias con pequeñas cascadas. La verdad que resulta ser un sitio muy bonito, pero está lleno de gente. Las pasarelas son estrechas y el trasiego es constante. Llegamos al final y allí hay otra salida, pero nosotros volvemos sobre nuestros pasos para poder coger nuestras bicis.
Hemos pasado toda la mañana en la garganta, así que nos vamos al super a comprar algo de comer. Volvemos al camping y después de comer descansamos un rato. Que para eso se llama día de descanso!

Meiringen
Meiringen

Ya por la tarde nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. Hay que probar un meiringen antes de irse. El meiringen no es como el merengue de aquí. Es como si estuviese seco y es duro y la cosa mas dulce que uno hay podido comer en su vida. Vamos a por uno y resulta que no nos venden uno suelto, y claro, una caja de diez como que no nos la vamos a llevar. Nos dicen que podemos ir a una cafetería y tomarlo con un té (que es lo suyo) pero a nosotros no nos gusta el té, así que después de darle mucho la lata a la señora, me vende un par sueltos por no aguantarme mas. Le hincamos el diente al dichoso meirigen y casi morimos del subidón de azúcar. Miguel le da un bocado y no más. Yo le doy dos o tres, pero aquello no hay quien se lo coma! Finalmente, tenemos que tirar más de la mitad, pero al menos lo hemos probado.Nos acercamos a ver la famosa cascada de Holmes, que no es que sea de las más espectaculares de Suiza, pero tiene su encanto. Damos un par de vueltas más por el pueblo y cuando nos aburrimos, nos volvemos al camping. Por cierto, que muy cerca de allí esta el cencerro mas grande del mundo, certificado por el Libro Guinness de los Records (o al menos lo era en 2002)
Nos vamos pronto a la cama esperando que el tiempo mejore al día siguiente y deseando volver a ponernos en marcha.


30 de Agosto

Nos levantamos con un día radiante. El sol nos está esperando para salir a pedalear. Nuestro objetivo de hoy es llegar a Grindelwald, y sabemos que será un día un poco duro, pero estamos contentos porque el buen tiempo ha vuelto y queremos solecito para poder ver las montañas como es debido.
Nos alejamos de Meiringen por una senda ciclista asfaltada. Los primeros kilómetros pasan rápido ya que nos llanos. Pero pronto se acaba la suerte y nos encontramos con la primera subida dura del día de camino a Interlaken. Con calma iniciamos el ascenso y de pronto nos encontramos con un padre que lleva a su hijo de unos 5 años atado con una cuerda a su bici. Todo profesional el chavalín y pedaleando con un jabato. No podemos evitar sentir un poco de envidia. Si a nosotros con 5 años nos hubiesen llevado a esos sitios! Cuando finalmente acaba el ascenso nos encontramos como en una especie de bosque. Hemos dejado atrás el asfalto y nos encontramos con una pista de tierra. Hay mucha gente por el lugar en bici y caminando. La verdad que es un lugar bastante bonito, muy verde, con una cascada, sombras… así que nos buscamos una, que el calor vuelve a apretar, y descansamos por un ratillo y comemos algo.
Tras la pausa comienza lo bueno. Un estupendo descenso por dentro del bosque, con algunas partes más técnicas que otras y algunas rampas de aupa. De hecho, hay muchas señales de “precaución ciclista” para que uno no se despeñe!

Finalmente se acaba la pista y volvemos al safalto. Nos encontramos con otro par de ciclistas con alforjas y los compadecemos, ya que la subida que les queda es bastante dura. Llevan carrito de niño, pero vacío. Debe ser para el perro que va con ellos, pero como es subida, al perro (que no es pequeño) le toca andar.
Llegamos a Interlaken para comer. Se ve un lugar bastante pijo. Nosotros nos paramos en una sombra cerca de un parque infantil, asi que descansamos un poco después de comer y partimos de nuevo hacia la segunda mitad de la jornada. Interlaken es una auténtica locura de señales de rutas ciclistas. Hay tantísimas flechas, señales, indicadores… que no sabemos ni por donde salir. Finalmente, un chico de una tienda de aventura nos indica la forma más sencilla de salir de Interlaken y encaminarnos a Grindelwald. Pronto empiezan a aparecer algunas rampas duras y también las primeras cumbres al fondo. El paisaje se divide ante nosotros, a la derecha el valle de Lauterbrunen y a la izquierda el de Grindelwald.
De pronto aparece ante nosotros una rampa bastante larga y súuuuper dura. Desde abajo pienso que tal vez sea demasiado para mi, pero está claro que los días de viaje nos han puesto en plena forma y me sorprendo de la solvencia con la que subo el tremendo cuestón. Aunque para nada, ya que después nos espera una trepidante bajada que nos devuelve a la misma altura. Estamos cerca de Grindelwald ya.

Rodando hacia el Eiger
Rodando hacia el Eiger

Unos kilómetros más por una pista estrecha, entre abetos y serpenteante. Rodamos rápido por ella. Finalmente volvemos a las típicas pistas asfaltadas que nos llevan directos hacia la cara norte del Eiger, que aparece solemne ante nuestros ojos. Sabemos que hay un camping al pie de la montaña, así que a allí nos vamos directamente. Plantamos la tienda, nos ponemos guapos y nos vamos al pueblo. El camping está a las afueras, así que nos cogemos la bici. Y aquí es cuando nos encontramos con el archiconocido repecho de Grindelwald. Menuda cuesta hay para subir hasta el centro del pueblo!!!! Un escándalo.
Llegamos al centro y hay una pequeña fiesta. Nos vamos a dar un paseillo, y finalmente nos paramos a comer unas hamburguesas. Pero unas hamburguesas de esas que no merecen llamarse comida basura, sino que merecen cuchillo y tenedor. Un lujo!
Ha sido un gran día, y mañana promete, ya que el tiempo será estupendo, así que aprovecharemos para hacer una excursión por la montaña.

31 de Agosto

Tipica estampa suiza
Tipica estampa suiza

Un día mas el sol ya nos esta esperando cuando nos levantamos. Ni una sola nube en el cielo nos augura unas vistas impresionantes en el recorrido a pie que vamos a hacer hoy.

Desayunamos bien mirando al majestuoso Eiger desde su cara mas mítica, la norte. No podemos dejar de hablar durante el desayuno de las increíbles historias que se han vivido en esa sombría pared. Fue el ultimo gran reto de los Alpes y posiblemente una de las caras norte mas impresionante que se pueden ver en Europa. Desde allí sentados pudimos ver a la perfección la araña blanca, quizá el punto mas comprometido de la ascensión por la vía clásica.

Salimos del camping con las pilas cargadísimas y nos dirigimos al teleférico que nos subirá a 2000 metros, a Mannlichen, un collado cercano al collado del Eiger desde el que hay unas vistas increíbles de todo el valle. Hay muchas alternativas diferentes desde Grindelwald para hacer una rutilla agradable en uno de los mejores escenarios naturales de Europa.

En un momentito llegamos la teleférico .Esta a menos de 500 metros del camping.

Me alegra ver que las cabinas son biplaza y no de las de más de 20 porque siempre hay alguno que grita al paso por los postes y eso me pone nervioso.

El trayecto dura unos 5 minutos en los ganas altura constantemente sobre el precioso bosque de abetos por el que entramos al pueblo. Las vistas mejoran a cada meto que ganamos y se nos ilumina el rostro mirando al Eiger de cerca.

Nada mas llegar a la pequeña estación del collado salimos veloces a respirar ese aire fresquito y limpio que hay en las montañas. Nos hacemos mil fotos y nos quedamos un buen rato mirando al valle donde allí en el fondo mil metros mas abajo se queda Grindelwald con sus pijos.

La ruta es muy sencilla. Llevamos 20 días sin dejar de dar pedales y sabemos que las piernas se van a resentir por el cambio de ejercicio. Dada la sencillez de la ruta el sendero esta frecuentado por personas de bastante edad y familias enteras con niños y abuelos. Hay muy buen ambiente en el camino y los saludos y gestos son constantes cada vez que adelantamos a algún grupo. Desde el teleférico el camino se dirige serpenteando por la ladera al collado del Eiger. En un recodo del camino hay un buen mirador en el que parar y disfrutar de nuevo de las vistas. Ahora, además de lo ya dicho se veían ya los glaciares de Junfrau. Un buen sito para comer algo y tirarse en la hierba.

Cara norte del Eiger
Cara norte del Eiger

Al rato seguimos hacia el collado al que legamos rápidamente .En el reducido espacio llano que ofrece el lugar los suizos se las han ingeniado para poner una estación de tren, un par de edificios de souvenirs y otro par de hoteles y restaurantes. Esos que dicen que los Alpes pierden espacio año tras año creo que ya va siendo hora de que sean escuchados.

Una vez más intentamos hacernos con un rincón alejado del mundanal turismo y lo encontramos en una terraza trasera de una tienda de souvenirs donde no hay nadie. Y que terraza!!! A solas con la cara norte. Mas de una hora estuvimos embelesados mirándola palmo a palmo casi tocándola con los ojos. Un monumento de piedra pero no de los de las ciudades.

Nos decidimos a volver al camino añorando no ser más valientes y mas duchos en la montaña para poder meternos en esos lugares prohibidos para nosotros. Salimos con paso decidido .el Camino comienza bajar por las laderas verdes dejando las montañas a la derecha y los mil metros de caída hacia el valle a la izquierda. Ahora si que nos empiezan a doler las piernas .En la bajada se nos cargan muchísimo las piernas. Tanto que tenemos que parar a estirar en un par de ocasiones mientra nos reímos de lo curioso que es esto del cuerpo humano. Resulta que ruedas 1000km en bici y luego caminas 12 km y te dan calambres por todos lados. La verdad es que en los últimos días hasta dentro del camping me movía en bici. Doloridos pero contentos llegamos a las primeras casas del pueblo, por suerte el camping esta justo al principio del pueblo.

Ya en el camping nos duchamos estiramos y cenamos. Mañana nos van a hacer gracia las piernas.

1 de Septiembre

Staubbachfall
Staubbachfall

Al salir de la tienda descubrimos unas tremendas agujetas que nos hacen movernos con bastante torpeza. Antes de desayunar y desmontar la tienda nos hacemos unos estiramientos que nos alivian ligeramente los dolores.

De nuevo hace un sol estupendo. La etapa de hoy no será demasiado dura y comenzaremos con un bajada de unos 10 km .Después subiremos algunos kilómetros por el valle de Lauterbrunnen y finalmente bajaremos hacia Interlaken e iremos hacia Thun.Por suerte para nosotros los músculos que se usan para caminar a penas se usan en la bici y nos movemos con mucha mas agilidad sobre ellas que sobre nuestros pies.

Recorremos los bosques a toda velocidad por una estrecha pista que serpentea entre abetos. Al salir de los oscuros bosques pasamos unos enormes prados y finalmente llegamos al cruce por el que pasamos hace dos días. Giramos a la izquierda y la pista comienza a subir siguiendo el curso del río por un valle encajonado entre paredes de roca.La primera parte del valle es bastante suave .Seguimos un buen rato con el río a la derecha mientras vamos ganando metros hasta que cruzamos por un pequeño puente de madera al otro lado. Unos kilómetros después llegamos el pueblo de Lauterbrunnen donde paramos a comprar algo de comida y comernos un helado. Es casi la hora de comer y poco después paramos a hacer lo propio justo al pie de la cascada Staubbachfall. Se supone que el agua cae desde 300 metros al valle pero no parece tan alto. Descansamos un buen rato al pie de la cascada después de comer. Nos acordamos de las cascadas que viéramos el año anterior en Islandia y sacamos mil fotos. A partir de ahora el valle se vuelve casi completamente llano y se estrecha un poco más. Hay más cascadas pero con menos caudal y menos altura. De frente, justo al final del valle ,ya vemos de nuevo las cimas de los Alpes con sus lenguas glaciares. El día esta siendo estupendo.

Lauterbrunnen
Lauterbrunnen

El valle no tiene salida en bici así pues cuando nos apetece damos vuelta. Hemos hecho unos 15 kilómetros valle arriba si que ahora nos quedan unos 22 de bajada hasta Interlaken. Decidimos bajar por la carretera en vez de bajar por la pista ciclista. La bajada es muy cómoda, sin dar pedales bajas a buena velocidad y aprovechamos para disfrutar a tope del lugar y de la bajada. Durante el descenso nos encontraos un par de grupos que bajan por el río haciendo rafting.

En un rato entramos en Interlaken .Nos cuesta un poco encontrar la ruta correcta pues un montón de rutas pasan por aquí pero tras un par de fallos nos ponemos en el buen camino.

Alejados ya de las montañas y rodeando el lago el terreno se vuelve mas fácil, pequeños repechos y pequeñas bajadas hacen la tarde más llevadera. Por el oeste del lago se ven entrar unas nubes que presagian tormenta. Nos paramos antes de que lleguen a nosotros.

Cada vez que nos bajamos de la bici damos autentica pena. Caminamos como patos doliéndonos a cada paso. La gente nos mira y pensaran que es que estamos rotos de la bici, pero la verdad es que en la bici sentimos un gran alivio

La idea hoy es dormir en algún camping a la orilla del lago entre Spiez y Thun. Como vamos bien de tiempo y las nubes no se deciden a avanzar volvemos a parar a los pocos kilómetros en un bonito banco justo en la orilla desde el que damos un poco de comer a los patos. El paisaje verde de colinas redondeadas nos relaja hasta que unas gotas nos empiezan a caer del cielo. Cuatro gotas que nos activan y nos hacen plantarnos en el camping en menos de 10 minutos.

Para nuestra sorpresa el camping esta a rebosar y tras suplicarle un poco al recepcionista nos coloca en un rincón entre enormes caravanas. Resulta que se celebra el campeonato del mundo de kayak freestyle en Thun y todos los campings y hoteles de la zona están llenos. Cenamos entre kayakeros de todo el mundo que no dejan de hablar de olas, giros y trucos varios.

Con nuestro patoso caminar nos vamos a la tienda temprano .Mañana tal vez sea el ultimo día de viaje en bici y antes de dormirnos recordamos los mas de 1200 kilómetros que ya llevamos en nuestras piernas, los repechos, las bajadas, los lagos, los puertos, los bosques, de Andy, todo aquel mundo ciclista que nos había asombrado desde los mapas ahora estaba ya en las alforjas bien guardado para no perder ni un solo segundo de este increíble viaje.

2 de Septiembre

El que seguramente iba a ser nuestro último día sobre la bici  comienza como todos con un buen desayuno. Las piernas ya recuperadas de las agujetas del trekking  dan las primeras perezosas pedaladas con un cielo bastante despejado que  no auguraba lo que finalmente seria el día. Nos dirigimos a Thun por el lago al que da nombre por la última ruta que seguiremos. Thun no esta a más de 10 kms del camping y en un momento nos metemos en el pueblo con la intención de comprar comida. Echamos un vistazo rápido a la competición de nuestros compañeros de camping que brincan y giran sobre las olas que el río produce al paso de un puente.

Después de conseguir la comida del día salimos  raudos a los campos que rodean la población. Al cabo de unos pocos kilómetros algo nos hace parar y mirar el mapa. Nos hemos equivocado .Vamos hacia Berna y queremos ir a Friburgo. Rehacemos el camino hecho y retomamos la ruta sin dificultad.

Ya en el camino correcto el cielo empieza a cubrirse y nos hace acelerar un poco el paso. Para la hora de comer ya estábamos ante la zona montañosa del día. Montes no muy altos, ninguno por encima de 900m, pero muy seguidos  Al final del día nos dimos cuenta de que esta fue la etapa en la que mas metros subimos. Subidas de nos mas de 5 kilómetros y su bajadita para volver a subir de nuevo. Decidimos parar a comer antes del primer repecho en un enorme campo de cereal.

Tras la parada salimos con energías renovadas y con buen ritmo subimos el primer repecho, tras esta colina se esconde una zona boscosa .La ruta deja la carretera para meterse por pequeñas pistas asfaltadas que suben y bajan incesantemente. Serpenteando por el bosque salimos a un pequeño pueblo en el que volvemos a parar. Esta vez no para comer sino para ponernos el equipo de lluvia. El cielo ha empezado a descargar con fuerza lo que llevaba anunciando un par de horas. Son más o menos las cuatro y parece que este anocheciendo. Allí nos quedamos un buen rato pues el agua no importa mucho pero los rayos nos preocupan un poco más. Así que, bajo un pequeño balcón, nos refugiamos durante al menos media hora tras la cual, ya con el culo inquieto, nos decidimos a abandonar “full equiped” de agua. Absolutamente pertrechados e incluso con las luces nos ponemos en marcha cuesta arriba. A los pocos kilómetros deja de llover y el calor  nos hace parar a sacarnos todo y dejarnos de nuevo frescos, pero con el chubasquero a mano .Entre bosques, repechos y pistas llegamos a Friburgo.

Pensábamos que había un camping justo antes de entrar pero no lo hay. Ya casi dentro de la ciudad paramos a preguntar y nos indican uno .Dicen que no es lejos .No me creo nada .Será lejos y será cuesta arriba. Y lo es, hacemos más de 10 kilómetros primero por una buena carretera y luego por otras más estrechas, todo ello bien regado con numerosos repechos con porcentajes considerables. Cuando literalmente se acaba la carretera aparece el ansiado lugar de descanso. Bastante cutre pero parecía una mansión después de mas de 80 kilómetros .Nos duchamos y cenamos a la luz de los relámpagos. La noche nos trae una de las mayores tormentas que hemos vivido. Nos retemblaba el pecho con los truenos.

3 de Septiembre

Última parada: Ginebra
Última parada: Ginebra

Nos levantamos tras la terrible noche. El cielo es completamente plomizo y llueve. Vamos a desayunar hasta el bar del camping, cosa que hacemos como reyes, y después de pagar, recogemos nuestra casita. Nos ponemos en marcha. Llueve y hace un viento terrible que nos empuja de un lado a otro de la carretera, especialmente cuando pasa algún camión. Volvemos sobre nuestras rodadas del día anterior hacia Friburgo. Vamos a coger un tren que nos lleve directamente a Ginebra. Friburgo nos parece una ciudad muy bonita, con ambiente animado y bastante juventud por las calles. Al fin y al cabo es una ciudad con mucho movimiento universitario. Sin entretenernos mucho vamos hacia la estación, ya que no sabemos a que hora hay trenes ni si en todos se puede ir con la bici… pero esto es Suiza, así que en un rato nos encontramos con nuestros billetes en el andén esperando para subir al tren.

La llegada a Ginebra nos decepciona un poco. Ya nos habían advertido que no era como el resto de Suiza, y eso está claro. Ginebra es una gran ciudad, o lo parece, como otra cualquiera, y en el peor sentido de la palabra. De pronto sentimos sensaciones que parecíamos haber olvidado en estos días perdidos por la apacible Suiza. La gente nos mira, y con cara de “a ver que puedo sacar de ti”. Vamos a comer algo, y ya no nos da tranquilidad dejar las bicis solas fuera… Es un cambio total de paisaje y de actitud de la gente, y no nos gusta. Vamos un chiringuito de información y allí nos indican donde hay un camping y como llegar hasta él. El camping está a las afueras de la ciudad, a un par de kilómetros. Nos acercamos hasta el Boulevard del Montblanc, y allí pasamos un rato viendo  a la gente pasar. Finalmente nos vamos para el camping, que está prácticamente desierto. A excepción de por las babosas, que son una auténtica plaga cuando cae la noche! Por lo demás, el sitio está muy bien. Parece que hemos llegado a la última parada en nuestro viaje, y ya sabemos el sabor agridulce que tiene ese momento.

4 de Septiembre

Reloj floral
Reloj floral

Nos levantamos dispuestos a recorrer Ginebra, y con un claro objetivo: intentar con seguir unas cajas para poder empaquetar las bicis. Esta noche será la última que durmamos en la tienda, ya que al día siguiente tenemos pensado desmontar las bicis y empaquetarlas, y en el mismo paquete también va la tienda y algunas cosas más, así que la última noche la pasaremos en un albergue en la ciudad.

Lo primero que hacemos nada más llegar al centro es intentar conseguir un lugar donde dormir, y lo encontramos bastante rápido y a buen precio. Acto seguido, nos vamos a dar una vuelta por los alrededores del albergue, a ver si hay una tienda de bicis y la hay. Nos darán un par de cajas al día siguiente sin ningún problema, así que ya está todo resuelto.

Ginebra se confirma en la misma línea que nos dio a primera vista, pero aún así disfrutamos el día visitando las cosas más míticas de la ciudad, como la fuente del chorro del Lago Lehman, que ya habíamos visto el día anterior, el reloj floral del Jardín Inglés y la zona antigua que se encuentra el lo alto de la ciudad. Luego para reponer fuerzas nos comimos unas estupendas pizzas allí mismo de terraceo… aunque llovía. Como la tarde ya no estaba para muchos paseos, nos volvimos al camping, a esperar que llegase el día siguiente.

5 de Septiembre

Chocolate para todos
Chocolate para todos

Hoy nos toca mudarnos al albergue, así que recogemos las cosas y nos volvemos de nuevo a la ciudad.  El albergue está muy bien, y queda además cerca de la estación de tren, lo que es una gran ventaja, ya que mañana tendremos que coger un tren hasta al aeropuerto. Vamos a recoger nuestras cajas y a comprar todo lo necesario para empaquetar a las niñas de nuestros ojos. Tenemos todo listo, así que aprovechamos para darnos un último paseo y comprar algunos souvenirs para la familia, casi todos chocolate. Por la tarde nos dedicamos al empaquetado de las bicis y ya no nos queda nada por hacer. Ahora si que ha llegado el final.

6 de Septiembre

Boulevard del Montblanc
Boulevard del Montblanc

Nos levantamos y vamos a la estación a por un carrito de equipajes. Las cajas de las bicis son un muerto, y ya que la estación está cerca, decidimos aprovecharnos. Por suerte, es temprano por la mañana así que apenas hay gente por la calle. Sin incidentes llegamos al aeropuerto. Volamos de Ginebra a Madrid y de Madrid  a Santiago. Estamos nerviosos por si de nuevo nos pierden las bicis, pero en Madrid salen muy rápido y en Santiago llegan a la salida de equipaje antes que ninguna maleta. Qué alivio! Ahora en coche hasta casa contando las aventuras a la familia. Un nuevo viaje llega a su fin, pero ya sabemos que esto es sólo el inicio de nuevos proyectos.

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Comentarios: 2
  • #1

    agu (lunes, 06 junio 2011 21:57)

    Hola chicos, después de leer sobre vuestras andadas en cleta (muy interesantes!!) y darme cuenta que son de la misma ciudad que yo me gustaría contactar con ustedes para hacerles unas preguntas ya que este verano voy a emprender una aventurita por Europa.

    saludos

  • #2

    Juan Carlos Altelarrea (miércoles, 30 noviembre 2011 12:40)

    Me parece un viaje y un pais fascinante, he leido vuestro viaje solo por encima ahora no tengo tiempo pero os prometo que lo voy a leer con detencion, pero me he dado cuenta que no habeis puesto las etapas, donde empezaba y acababa cada una seria interesante si se pudieran ver, vale un saludo y enhorabuena, sois unos fenomenos.