El Camino de Santiago

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Bicis en el tren

11 de Marzo de 2009
Nos levantamos a las 7 de la mañana. La noche anterior habíamos dejado todo preparado así que después de vestirnos y desayunar, solo nos quedaba cargar los trastos en las alforjas. A las 8 menos diez de la mañana estamos saliendo por la puerta. Hace una mañana soleada pero aun no hace calor. Los calores ya nos entran en la primera cuesta. Tenemos que ir hasta la estación, que no es que quede muy alejada, pero tenemos que subir bastante para llegar a una carretera secundaria y no ir así por la general. Cuando al fin llegamos a la estación, Miguel se queda con las bicis y yo me voy a comprar los billetes. “Dos para León, pago con tarjeta”, le digo con una estupenda sonrisa. “Pues a ver si podemos”, me dice ella. Resulta que el reloj del cuentakilómetros iba retrasado y habíamos llegado tan justos que el tren ya iba a llegar. Ya no se podía pagar con tarjeta. Miguel entra al ver que tardo. Vaya manera de empezar el viaje! Empezamos a juntar lo que llevamos suelto y no tenemos mas que 25 euros y son 31. Tratamos de negociar con la buena señora, que es dura de roer. El tren ya está allí y no para más que unos minutos…. Finalmente la otra cajera se apiada de nosotros, le quedamos debiendo 6 euros que prometemos pagar a la vuelta. Cogemos los billetes y salimos corriendo para subir al tren justo a tiempo.
En el regional se puede llevar a la bici, pero este no está preparado para ellas, así que con unos pulpillos las agarramos como podemos. Al fin nos sentamos tranquilamente en nuestros asientos.

 

Después de madrugar y las emociones nos acurrucamos en el asiento y nos adormilamos un poco. El tren va casi vacío, así que cada uno se coge un par de asientos y vamos como reyes. A medida que avanzamos nos vamos acercando a las montañas de León y tratamos de adivinar por donde pasaremos. Vemos algunas cumbres nevadas, pero esperamos que no sean esas por las que tengamos que pasar.
A la una y pico llegamos a León. Lo primero que hacemos es ir a buscar un cajero y un super. Encontramos las dos cosas muy cerca de la estación, así que un problema menos. Nuestro siguiente paso es ir a la catedral. Llegamos a ella sin mucha dificultad. La ciudad es bastante bonita, especialmente las callejuelas que rodean la catedral. Esta está cerrada, y también la oficina de turismo que hay en frente.

 

camino de santiago
Monumento al peregrino,Leon

Hemos leido que en el albergue municipal se puede conseguir la credencial del peregrino. Esta credencial es como un documento identificativo que te permite dormir en los albergues del camino. Llegamos al albergue, que está muy cerca de la plaza de toros, y allí nos dicen que nos hemos equivocado, que la credencial nos la tienen que dar unas monjitas que hay cerca de la catedral, que son de los Amigos del Camino. Volvemos sobre nuestros pasos y al fin conseguimos la dichosa credencial y nuestro primer sello. Dejamos un pequeño donativo a la entrañable señora por los servicios prestados y nos ponemos en camino. Pasamos por el parador de San Marcos y el puente roamano. Nos paramos en un parquecillo cercano a comer algo y ponernos en marcha definitivamente. Son ya las 4 de la tarde.

el camino de santiago
El Camino en Leon

A partir de allí vas casi todo el rato pegado a la carretera pero separado por el quitamiedos o la cuneta. No es que sea idílico ciclar tan cerca de los coches, ya que es una carretera con bastante tráfico y muchos camiones, pero al menos vas seguro.
El paisaje que nos acompaña es el típico castellano de las llanuras pardas. Vemos los primeros peregrinos, a pie.

 Los kms pasan bastante rápidos ahora, pero al haber empezado tan tarde enseguida se hace de noche. Paramos en un pueblo llamado Hospital de órbigo.

el camino
Puente medieval

Encontrar el albergue no tiene pérdida, ya que está justo en el camino. La pequeña puerta de madera conduce a un pequeño patio. Es un lugar bastante bonito. Hay dos habitaciones grandes, cocina, duchas…. Pero calefacción no! Y a pesar de que el día ha sido bastante caluroso, en cuanto cae la noche hace un frío que pela! Y aún encima no hay una puerta que cierre bien…

Nuestros compañeros de habitación salen a cenar, pero vuelven rápido, ya que está todo cerrado. Nosotros nos sacamos nuestra pasta de sobre y tan contentos. Allí conocemos a un japonés que nos tememos que se hace un poco el sueco y cena de gorra a base de la caridad de los peregrinos. Hace bien, mientras le dure la suerte.
A las 10 de la noche todos están en cama. Nosotros nos entretenemos más pero aún así también nos acostamos temprano. Mañana hay mucho camino que hacer
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las vacas
Amigos que se hacen en el camino

 12 de Marzo de 2009
Más o menos a las 7 de la mañana los primeros peregrinos se levantan. Yo no se que demonios hacen, pero venga a remover bolsas de plástico (es algo común entre los peregrinos, lo íbamos a comprobar en días sucesivos). Nosotros alargamos lo de levantarnos hasta las 8.30. Nos vestimos, subimos todo a la bici y nos vamos. En el pueblo no hay donde desayunar, pero como a 2 kms hay otro pueblo donde parece ser que si habrá un bar abierto, así que para allá nos vamos. Llegamos al pueblo y está completamente desierto y el bar cerrado. Ay, que nos quedamos sin desayunar!!!!
Al fin aparece una señora al fondo de la calle y nos dice que el bar estará a punto de abrir, así que nos sentamos en un banco a esperar comiendo unas galletas para aplacar a nuestras ansiosas tripas. Hay otros dos peregrinos que se unen a nosotros. De allí a 20 minutos aparece la familia que lleva el bar así que desayunamos unos colocaos con magdalenas y ya estamos listos para continuar. El camino hasta Astorga es muy bonito. Nos separamos completamente de la carretera y rodamos por senderos que cruzan un páramo. El color tostado de los campos contrasta con las montañas nevadas que se ven al fondo. Hace bastante calor y no hay apenas sombra, así que no podemos evitar pensar lo duro que debe ser hacer el camino en verano. En ese tramo adelantamos ya a todos los peregrinos que estaban con nosotros en el albergue.

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Plaza mayor de Astorga

Es un sube y baja constante, pero al menos no hay grandes rampas, porque lo que lo llevamos muy bien. Pero para rampa gorda la que hay justo a la entrada de Astorga!!!! Llegamos a la plaza principal y vamos al super a por la comida del día y desayunamos por segunda vez. Si es que en gasolina no gastamos, pero en comer….. Nos disponemos a dar una vuelta por la villa cuando me doy cuenta de que tengo una rueda pinchada. Nos ponemos a cambiarla delante de la farmacia más antigua de Castilla rodeados de un buen número de curiosos. Menudo sitio para pinchar! Eso si, consejos no nos faltan por parte de los espectadores… Después vamos a ver el famoso Palacio episcopal de Gaudí y la catedral de Santa María.

Acabamos de entrar en la zona maragata. El pueblo más bonito se supone que es Castrillo de los Polvazares. El camino no pasa por el, pero como hay que desviarse poquito, pensamos en visitarlo pero cuando nos damos cuenta nos hemos pasado ya el desvío, asi que… otra vez será. De todas formas, pasamos por otros pueblillos muy chulos aunque prácticamente deshabitados.En uno de estos nos encontramos al japonés. El tío va todo cargado, pero a un ritmo bastante rápido. Nos saluda con la mejor de sus sonrisas.

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Llegando al alto de la Cruz de Hierro

Ahora el camino se hace más llano pero una ligera subida nos acompaña todo el rato hasta Rabanal del Camino. Cuando llegamos a Rabanal, lo primero es sacarse una foto con el cartel, que se lo he prometido a mi amiga Nair (ya que su padre es de allí) y después buscamos un bar sombrío en el que tomar algo fresco y comer algo. Y menudos bocatas más majos que nos hacen! Después de eso sólo nos queda tumbarnos un rato en la hierba a reposar. Que vida la del cicloturista!

Pero ahora se nos va a acabar la buena vida. Todo lo hecho hasta ahora ha sido solo una aproximación a lo que viene ahora. Hay que subir a la Cruz de Ferro (1504 metros), el punto más alto del camino francés. Este es uno de los puntos más emblemáticos, ya que hay una pequeña cruz y a sus pies la gente tiene que tirar una piedra que haya traído consigo durante todo el camino y que se supone que debe ser del tamaño de sus pecados.
Esta parte la hacemos por carretera. Paramos en un pueblo llamado Foncebadón a comprar agua, que nos escasea. La chica que nos atiende es muy simpática y nos cuenta que hace apenas dos semanas aquello estaba todo cubierto de nieve. Ahora ya solo queda alguna en las cunetas.

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El Bierzo nos recibe con un luz espectacular

Ya nos queda poco para llegar hasta la Cruz, pero también se está haciendo tarde. Vamos pedaleando con ganas cuando nos encontramos con una jauría de perros salvajes. Serán como unos 10 y algunos de considerable tamaño que vienen en tropel por el medio de la carretera. Nos bajamos de la bici un poco inquietos, pero la verdad es que tan anchos y decididos como íban, siguen por su camino sin mirarnos. Menudo momento!
Al fin llegamos a la cruz, y debe haber mucho pecador por ahí suelto, ya que la montaña en bastante grande y hay algunas piedras de un tamaño considerable. Nos sacamos unas fotillos y comemos algo, que ahora nos toca crestear un poquillo y sabemos que alguna rampa dura aún nos queda. Repasamos la hoja de ruta y decidimos para a dormir en Molinaseca, un poquito antes de Ponferrada.

Llegamos al refugio del Manjarín y paramos a que nos sellen la credencial, ya que es otro punto emblemático

Creemos que ya será todo bajada, pero una última rampa y la más dura del ascenso aún nos esperaba… pero después de eso unos 17 kms de bajada. Y menudo bajada!!!!! Carteles por todos los lados te dicen que precaución, amigo ciclista, y no es para menos, ya que hay unas rampas bastante que peores que las que hemos subido. Está empezando a hacerse de noche, lo que nos deja un atardecer precioso.

Como la bajada es larga, al final ya tenemos que poner las luces. Pasamos por el bonito pueblo del Acebo y Riego de Ambrós, pero como es tarde no nos paramos. Llegamos a Molinaseca y nos vamos directos al albergue. Está muy nuevo, tiene calefacción, estupendas instalaciones y poquita gente. Un lujo!
En la ducha se confirman mis sopechas. Me he quemado toda con el sol! Mañana habrá que ir a la farmacia que tenemos en frente a por unas cremas. Cenamos y después de un poco de charla y repasar el itinerario del días siguiente nos vamos a la cama. Ha sido un buen día.

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El castillo templario,Ponferrada

13 de Marzo de 2009
De nuevo nos despiertan las bolsas de los peregrinos. Aún así remoloneamos en el saco hasta que se han ido todos. Después nos preparamos y la primera parada es la farmacia. Me dan una crema para recuperarme y protección 40 para el resto del viaje. Claro que yo lo que hago es ir bien tapada para no arriesgarme.
Buscamos una cafetería y desayunamos. Nuestra primera parada en el día de hoy en Ponferrada. Allí vamos a ver el Castillo de los Templarios y damos un paso por la zona más antigua de la ciudad. Después nos vamos a un parque a desayunar por segunda vez contemplando las vistas de la ciudad. La primera parte del día es muy llana. Y rodamos sin dificultad. Pasamos por el pueblo de Cacabelos, donde tengo unos parientes pero hace mil años que no voy por allí.
Llegamos a Villafranca del Bierzo para la hora de comer. Vemos el Castillo de los Marqueses y atravesamos el pueblo para ir hasta la orilla del río. Comemos bien y descansamos un buen rato. Hasta ahora la etapa ha sido bastante llevadera, pero en unos pocos kilómetros empezará la subida que nos acompañará hasta el final de la etapa, el Cebreiro

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La subida al Cebreiro

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La primera parte de esta segunda mitad de la jornada rodamos bastante ratio por una pista amarilla que rueda muy bien, así que aprovechamos para dar un poco de caña cuando aparece. Casi todo el rato se va en paralelo a la carretera pero te desvían a los pequeños pueblecitos, como Pereje, Trabadelo, Portela…. Encontramos un prado estupendo y nos tumbamos un poco a la sombra, ya que estamos en las horas centrales del día y hace bastante calor. Tras descansar un poco, seguimos. Necesitamos pan, y por suerte encontramos una panadería, y para suerte de Pierre, también tienen empanada así que se zampa un buen pedazo. Ahora ya estamos preparados para subir el puerto. La subida es por carretera para los ciclistas. Empezamos a ascender con calma pero a buen ritmo. Todo el mundo habla de la famosa subida, así que preferimos ser cautos. Llevamos casi medio subido medio puerto y estamos empezando a decir “Pues tampoco era para tanto” cuando las rampas más duras aparecen. Hay que pararse a comer unas galletas que nos den fuerza para seguir. Miguel va mas airoso, pero yo bajo el ritmo mogollón y me conformo con ir poco a poco.

 

Victoriosos en la cima del puerto
Victoriosos en la cima del puerto

Al fin aparece el cartel que indica que hemos entrado en Galicia, el fin de la subida está cerca.

De allí a un poco vemos un pueblo al fondo. Ole! Parece que el día está llegando a su fin. Cuando llegamos al pueblo, Pierre pregunta por el albergue. Tremenda es la sorpresa cuando nos dicen “Pero esto no es el Cebreiro, esto es Pedradita. Aún os quedan 4 kms de subida!”… Menudo bajón. Yo que ya me estaba viendo en la ducha. Así que de nuevo a la bici y de nuevo para arriba. Ya no nos quedan muchas fuerzas ni ganas, pero por 4 kms, no nos vamos a quedar allí llorando. Aún encima se empieza a hacer de noche y el frío llega, pero bueno; en un ratillo llegamos al Cebreiro de verdad. El albergue está al final del pueblo, que tiene un empedrado digno de mencionar. Ducha y a cenar. Ha sido un día largo.

Palloza en O Cebreiro
Palloza en O Cebreiro

14 de marzo de 2009
Amanece un nuevo día para los peregrino. Las piernas están un poco resentidas de la dura etapa del día anterior, pero el espíritu está renovado. Montamos el petate y nos vamos a desayunar a un bar del pueblo. Hace una estupenda mañana. Dejamos las bicis fuera y nos sentamos a esperar nuestros colocaos y unas tremendas tostadas de pan de bolla que cuesta trabajo terminárselas. Cuando estamos en pleno desayuno, un peregrino que entra nos dice “si esas bicis son vuestras, que sepáis que están completamente rodeadas de gatos ¿lleváis comida?”. Claro que llevamos comida, y parece ser que a esos gatos les gusta el chorizo!!!! Nos cogemos la bolsa de la comida y al fin podemos terminar el desayuno tranquilos.
Después de la tremenda ingesta de calorías nos sentamos un poco al sol y nos damos cuenta de que el pueblo está lleno de gatos. Y son precioso, muy peludos (a ver quien aguanta si no en invierno…) y muy amigables.

Al fin nos ponemos en marcha. Todavía nos queda crestear un poco por las montañas, hasta el Alto de Poio. Las piernas se resienten en los primeros repechos pero en seguida entramos en calor.

Samos ,Lugo
Samos ,Lugo

Tras el Alto de Poio comienza la bajada, que como no es demasiado pronunciada se puede disfrutar. En un suspiro llegamos a Triacastela, donde como siempre, desayunamos por segunda vez. Una vez llegados a este punto se pueden tomar dos caminos, uno por San Xil y otro por Samos. Nosotros elegimos la segunda opción.

Esta parte del camino también es muy llevadera. Por el camino nos encontramos a un enorme grupo de peregrinos. Serán unos 50 ó 60, pero nos tememos que no irán muy lejos, ya que hay muchos niños pequeños, cochecitos de bebés y no se les ve muy preparados.
Llegamos al monasterio y lo primero que hacemos es ir a una tiendecilla a comprar algo para el tercer desayuno!!! Nos tiramos en la hierba a comer, descansar y disfrutar de los rayos del sol.

Nuestra siguiente parada será Sarria. Sigue siendo bajada y por buenas carreteras, así que enseguida llegamos. Es un gusto pedalear en un día tan relajado y con buen tiempo. Conocemos Sarria un poco ya que mi hermano estuvo dando clases allí muchos años, así que nos acordamos de él y lo llamamos para darle un poco la lata mientras nos comemos unas hamburguesas a la orilla del río. Sabemos que nos espera una dura subida hasta el Convento de la Madalena. Yo creo que íbamos tan mentalizados de la terrible subida que al final se nos dio bastante bien. Una vez que pasamos Sarria dejamos atrás la carretera y nos fuimos al camino.

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Las preciosas corredoiras gallegas

Nos adentramos en la Galicia profunda, con sus corredoiras, sus vacas, sus aldeas… y sus regatos. Madre mía que caminos! Había partes en las que lo de “camino” era en la forma en que llamábamos a barro delimitado por dos muros! En una zona tuvimos que subir literalmente por un río cargando las bicis al hombro. Aún encima, en cuanto llegabas a una zona en la que podía ciclar, las ruedas estaban tan llenas de barro que parecían donuts de chocolate y los frenos no iban porque estaban llenos de porquería. Fue una auténtica odisea llegar hasta Ferreiros, donde paramos a dormir. Una autentica aventura!

Este final de etapa nos ha abierto el apetito así que nos vamos al bar del pueblo y nos cenamos unos filetes con patatas y luego nos vamos a dormir. Mañana sabemos que nos tocará empezar con un camino como con el que hemos acabado, así que hay que descansar.

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Albergue en Ferreiras,Lugo

15 de Marzo de 2009
Para no perder las buenas costumbres peregrinas nos levantamos temprano. Vamos hasta el bar del día anterior para desayunar y ponernos en marcha. Pero… malas noticias. Miguel tiene una rueda pinchada. Vaya forma de empezar el día! Mientras estamos cambiando la cámara aparece Lluis, un señor al que habíamos visto en el albergue del Cebreiro. Nos quedamos flipados de que ya esté allí. Lo cierto es que él ya ha hecho muchas veces el camino por sus diversas vertientes y se sabe todos los truquillos… pero es que además, a pesar de que ya no es un chaval, lleva un ritmo acojonante. Va dejando atrás a todos los caminantes.
Al fin salimos y vuelta a la agonía del barro, los frenos atascados, los caminos encharcados… A ratos parece que mejora, pero luego siempre vuelve el lodo. Nos aburrimos de andar desatascando los frenos y en un pueblo preguntamos como encontrar una carretera. Por suerte, al tiempo que encontramos la carretera encontramos también a un señor que está regando y le pedimos que nos deje darle un manguerazo rápido a las bicis. Ahora ya estamos preparados para seguir

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Corredoiras gallegas

Hemos dado un pequeño rodeo pero al fin llegamos a Portomarín. Allí vemos que tenemos la posibilidad de coger el camino otra vez. Unos peregrinos nos dicen que allí mejora, pero estamos un poco hartos del barro así que nos decidimos a seguir por la carretera.
Hace calor y nos toca subida hasta Ventas de Narón, por lo que enseguida empiezan los sudores. Y después el típico sube-baja gallego nos acompaña hasta Palas de Rei. Un poco más adelante paramos en un bar a comer unos tremendos bocatas y tomarnos unas cocacolas. Hacemos un amigo gatuno dispuesto a vender su alma por un poco de lomo

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Horreo

En seguida entramos en la provincia de A Coruña. Cada vez estamos un poquito más cerca de la meta. Esta segunda parte del día se me hace un poco dura así que decidimos buscar un albergue antes de llegar a Arzua, que era a donde teníamos pensado llegar.
Por el camino nos encontramos a un lugareño y nos dice que a poco kms hay uno muy chulo, que es un pazo restaurado. Al fin llegamos a él. Tiro la bici por allí, vamos a la recepción y nos dicen que nos hemos quedado a unos 2 kms de Arzua!!! Eso si, todo subida y menuda subida. Pero tal vez no haya sido mala idea ya que es la fiesta del queso y el pueblo está abarrotado.
Nos duchamos, nos ponemos guapos (más incluso; claro que solo con quitarse el traje de torero, se gana bastante…) y cogemos un taxi hasta Arzua, donde cenamos como reyes. Hemos llegado un poco tarde para comer queso pero aún así hay muchísimos ambiente. Lo malo es que nosotros no estamos para mucha juerga así que nos volvemos al albergue; que por cierto está lleno de gente. Cuesta un poco conciliar el sueño con tanto ronquido ajeno, pero finalmente el cansancio vence.

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puente del camino cerca de Arzua ,A Coruña

16 de Marzo de 2009

La cuesta se hace más empinada con el estómago vacío, así que en cuanto vemos un super nos lanzamos a por provisiones. Nos sentamos en una pequeña plaza y al final zampamos como leones. Un buen desayuno es fundamental para empezar bien el día. Pasan mchísimos peregrinos y en sus caras ya se nota que los días han pasado pero también que el final está cerca.
Este última etapa tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera transcurre por caminos entre árboles, especialmente eucaliptos y robles, por lo que las sombras hacen bastante llevadero el trayecto. La segunda parte del día, unos 15 kms, se recorren por las afueras de la ciudad, es decir: rotondas, urbanizaciones, zonas como de polígonos… Una zona más fea y un poco más técnica para la bici ya que hay bordillos, escaleras, peatones, semáforos y demás elementos urbanos.
Por la mañana tempranos nos encontramos a Lluís, el caminante al que nos hemos venido encontrando desde el Cebreiro. Que crack! Nos sacamos unas fotillos de recuerdo y seguimos cada uno su camino.

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Los ultimos bosques

En una buena sombra nos paramos a comer ya que hace bastante calor. 40 kms no es mucho para un ciclista, así que vamos relajados. Aún así, el hecho de estar tan cerca te crea como una especie de ansiedad por la llegada.
Hasta llegar a Monte do Gozo hay un poco de subida. Como llegamos acalorados nos compramos unos helados y unos refresquillos para quitarnos los calores a la sombra del monumento gigante que hay allí.

Después bajamos hasta el albergue para que nos sellen en un punto tan emblemático del camino. Ahora ya sólo nos queda bajar hasta la ciudad. Una vez que entramos en la ciudad nos lleva un buen rato llegar hasta la catedral. Un par de coche nos pasan muy cerca así que nos subimos a la acera (Increíble que en Santiago, precisamente, se respete tan poco al peregrino). Como hace muy buen día hay muchísima gente por la calle así que hay que ir despacito.

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por fin la plaza del Obradoiro

Al fin llegamos a la catedral, por la parte de atrás. Lo primero, vamos a la oficina del peregrino, para que nos den la Compostela, que es un certificado de que has hecho un mínimo de kms (el número de kms necesarios en bici o a pie no es el mismo, obviamente). Antes sólo te la daban si hacías el Camino por motivos religiosos, pero ahora hay certificados para todos. Con nuestro diploma, llegamos finalmente a la Plaza del Obradoiro. A pesar de que hemos estado allí muchas otras veces en esta ocasión miramos a la catedral con otros ojos. No hay devoción, pero si una gran satisfacción por otro objetivo conseguido