Nuestro relevo de La Espiral: Ourense-Zamora

De camino a Xunqueira de Ambia
De camino a Xunqueira de Ambia

Esta nueva aventura en la que nos embarcamos en Septiembre de 2010, nació en el foro de Rodadas.net. Uno de los integrantes del foro pensó que seria una gran idea dar una vuelta a España por relevos. Y así surgió este proyecto llamado "La Espiral".

Etapa 1

Al fin ha llegado el día de comenzar La Espiral. Debido a algunos problemillas hemos tenido que retrasar un poco nuestro relevo, por lo que “L” no nos acompaña. Hemos tenido que enviarla por correo para que no se quedara atascada con nosotros. Eso sí, le dimos un paseo por nuestra ciudad y luego, al sobre.

Nos levantamos temprano pero sin pasarse y cargamos las alforjas en la bici. Ya tenemos todo preparado así que lo antes posible nos ponemos en marcha, que queremos aprovechar un poco el fresco de la mañana. Nuestro recorrido comienza subiendo, algo casi obligatorio ya que Ourense está encajonado en el fondo de un valle. Decidimos salir aprovechando unos paseos que hay al lado del río, para evitar el tráfico más gordo. Luego, ascendemos hacia San Cibrao. Pronto el fresco de la mañana se queda en nada y empiezan los calores, pero aún se lleva bien. Pronto el tráfico comienza a ser menos denso, y al final somos casi los reyes de la carretera. Muy tranquilos llegamos a Taboadela y allí decidimos parar a comer algo en la plaza del pueblo. Nos hacemos unos pinchos, reponemos agua y estamos listos para continuar el camino. Ahora las carreteras son más estrechas, sombreadas y con casi nada de tráfico, así que se hace muy agradable ciclar, y eso que nos estamos acercando a las horas centrales del día así que el calor empieza a ser un poquito más fuerte. Por suerte, antes de llegar a Xunqueira de Ambía nos encontramos con una playa fluvial, ideal para descansar de los calores y las subidas. Es el lugar ideal para hacer la parada larga del día, así que allí nos quedamos un buen rato después de refrescarnos a placer en el río. Lo malo es que al volver de la bici seguimos en medio de uno de los repechos más duros del día.

Al fin llegamos a Xunqueira, donde podemos rellenar los bidones y aprovechamos el bar del pueblo para comprar unas bebidas bien frescas. Ahora nos queda por delante una de las partes más cómodas de la etapa, por la zona de Laguna de Antela, que es completamente llana y además rodaremos por pista.

Dejamos la pista a la entrada de Vilar de Barrio, que será donde pasemos la noche. Dormimos en el albergue de peregrinos, porque aunque no lo somos, en el pueblo no hay más lugares donde dormir así que nos hacen el favor de dejarnos dormir allí. Estamos solos en nuestra habitación y tan solo hay un peregrino en la otra. Como buenos peregrinos, nos vamos pronto a la cama, que hay que descansar ya que mañana queremos hacer una etapa un poco más larga.

Etapa 2

 Nos levantamos con el día completamente nublado. Por la noche hemos oído llover y nos tememos lo peor, pero lo cierto es que por el momento no llueve, así que recogemos el equipo y nos vamos a desayunar al bar que hay frente al albergue. No llevamos ni quinientos metros cuando una fina lluvia comienza a caer, así que paramos y nos ponemos el equipo de lluvia. ¡Qué mala suerte! Seguimos avanzado, y justo cuando nos desviamos de la carretera principal, empieza a caer el aguacero. En menos de cinco minutos estamos calados hasta los huesos. Es peor que meterse en la ducha con ropa. Nos resguardamos debajo de un árbol por unos minutos, pero está claro que el día no va a mejorar así que decidimos cambiar nuestros planes. Ahora que ya estamos en faena, decidimos rodar rápidos hasta Verín, más o menos la mitad de la etapa prevista, y quedarnos allí. Tal y como está el tiempo es un rollo ciclar, porque no se disfruta del paisaje ni nada. Un poco de lluvia a veces te gusta, le da un toque épico a la bici que está bien, pero llueve tantísimo… Así que nos ponemos manos a la obra y continuamos ascendiendo hacia Alberguería. La primera parte, por carretera estrecha y rampas de aupa. La segunda, por una carretera con menos rampa, pero mucho más ancha y ya sabemos que ahí los kilómetros pasan despacio. Y por fin llega el momento de bajar. Es nuestro primer descenso en dos días, así que lo cogemos con ganas, pero hay tal cantidad de agua en la carretera que hay que bajar con muchísima precaución. Es una pena que haya tantísima niebla, porque el paisaje que se intuye es precioso. Llevábamos dos meses sin llover, y justo nos viene a pillar ahora el aguacero. Llaneamos hasta Verín y parece que la lluvia amaina un poco, pero estamos tan calados que decidimos no arriesgarnos a que la cosa se vuelva a poner mala. Buscamos una pensión y vamos a comer como reyes, que esto es ciclo-turismo.

Descansamos toda la tarde y nos preparamos para el día siguiente. No va a llover, así que a ver si al fin podemos hacer una etapa buena de verdad.

Etapa 3

Hoy va a ser el día grande de nuestro relevo de la Espiral y lo sabemos. Aspiramos a llegar a Sanabria, pero sabemos que nos quedan muchos puertos de camino. Desayunamos frente a la pensión y nos ponemos en marcha. Sin prisa, que queda mucho día, pero sin pausa, ya que queremos llegar lejos. El camino hasta A Gudiña es duro. Se acumulan muchos metros de desnivel, pero lo peor de todo es la carretera. La nacional es ancha (casi siempre tres carriles) y se nos hace eterna cada recta. Además te parece que apenas hay rampa, por lo que dices “ay, dios mío, que mal voy hoy”; pero no es así. Lo único que hace falta es ponerse un ritmo y a subir. Pasados los primeros kilómetros paramos en una fuente. El día se presenta duro, pero no por ello decaemos. Descansamos un rato y continuamos. Comparado con la primera etapa, esta se hace mucho más tediosa. Echamos de menos las estrechas carreteras serpenteantes. Para la hora de comer llegamos a A Gudiña. Compramos unas bebidas frescas y reponemos fuerzas. Estamos más o menos al la mitad de la etapa, tanto en número de kilómetros como de desnivel. El camino hacia A Gudiña es todo de subida, y ahora nos queda por subir un poco más y luego crestearemos por varios altos consecutivos. Cuando salimos de A Guidiña somos conscientes de que no seremos capaces de llegar a Sanabria, porque ahora los días ya se han acortado un poco, así que nuestro objetivo es llegar hasta el alto del Padornelo y pasar allí la noche. Así que nos ponemos de nuevo en camino, más animados con el descanso y con un claro objetivo. De nuevo, rodamos por la nacional, pero con la ilusión de completar una etapa que al principio de la mañana, veíamos muy lejos. Además, el tiempo ha mejorado, y a pesar de que por la mañana estaba muy nublado, ahora las nubes son dispersas. Subimos el Alto de Fumaces y después el de O Cañizo. Antes de la Canda paramos a comer algo, ya que creemos que va a ser duro… pero que va! Lo subimos fenomenal y al fin entramos en Castilla. De pronto nos encontramos con que la nacional desaparece momentáneamente y se funde con la autovía, así que volvemos a nuestras queridas carreteras estrechas y ciclamos los kilómetros más bonitos del día hacia Lubián y luego al Padornelo. Superamos las últimas rampas y de nuevo volvemos a la nacional para un último kilómetro triunfal. Objetivo cumplido. Hemos llegado, y tendríamos fuerzas para llegar a Sanabria ya que solo nos queda bajar el puerto y llanear un poco, pero como el sol empieza a caer, damos por concluida la jornada.

Etapa 4

Con el trabajo hecho del día anterior, sólo nos queda una etapa de paseo triunfal hasta Puebla de Sanabria. Así que no madrugamos demasiado, desayunamos con calma y luego montamos por última vez las alforjas en las bicis. Bajamos tranquilos y disfrutando del camino. Nos sorprende la gran cantidad de peregrinos que encontramos. En estos días en muchas ocasiones nos hemos cruzado con el Camino, pero habíamos visto pocos peregrinos. Sin prisa, llaneamos y disfrutamos de nuestros últimos kilómetros del viaje. Paramos a la entrada de Puebla de Sanabria a esperar la hora de comer tirados en la hierba. Cuando llega el momento, subimos de nuevo a las bicis y despedimos a Zamora con un buen embutido de la tierra y comiendo como leones. Ni que hubiésemos hecho una etapa del tour! Finalmente, nos vamos a la estación, a coger un tren que nos lleve de vuelta a casa.

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